El sismo, registrado el viernes al mediodía, derribó decenas de edificios y dañó otras infraestructuras como el aeropuerto de la ciudad. Los esfuerzos de rescate se vieron obstaculizados por carreteras dañadas, puentes caídos, comunicaciones irregulares y el enorme desafío de operar en un país en guerra civil.

El olor a cuerpos en descomposición impregnaba este domingo las calles de Mandalay, la segunda ciudad más grande de Birmania (Myanmar), mientras la gente se desesperaba por retirar los escombros a mano con la esperanza de encontrar a sus seres queridos con vida, a dos días del terremoto de 7,7 grados que causó más de 1600 muertos e innumerables personas sepultadas.
El sismo, registrado el viernes al mediodía, derribó decenas de edificios y dañó otras infraestructuras como el aeropuerto de la ciudad. Los esfuerzos de rescate se vieron obstaculizados por carreteras dañadas, puentes caídos, comunicaciones irregulares y el enorme desafío de operar en un país en guerra civil.
Desde el golpe de Estado de 2021, el país está sumido en un conflicto civil que diezmó su sistema de salud.
En tanto, otro sismo de similar magnitud se registró hoy frente a las costas de Tonga, en el océano Pacífico, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). Las autoridades locales lanzaron una alerta de tsunami que finalmente fue anulada. El temblor se produjo 79 kilómetros al sureste de la localidad de Pangai y no habría provocado víctimas.
Sigue la búsqueda desesperada de sobrevivientes del sismo en Birmania
Mientras se espera el arribo de la ayuda internacional, la búsqueda de sobrevivientes recayó principalmente en la población local, sin la colaboración de equipos pesados. La población está retirando los escombros a mano y con palas bajo un calor de 41 grados. La desesperación creció cuando este domingo se produjo otra réplica de magnitud 5,1.
Muchos de los 1,5 millones de habitantes de Mandalay pasaron la noche en las calles. Algunos por miedo a nuevos sismos y otros porque perdieron sus casas.
La ayuda no ha llegado a numerosas zonas del país. Hasta hoy, se reportaron 1644 muertos y 3408 heridos. Buena parte de las tareas de rescate están en manos de civiles, dijo Cara Bragg, gerente en Rangún de Catholic Relief Services en Birmania.
“Principalmente, han sido voluntarios locales, personas que solo tratan de encontrar a sus seres queridos. He visto informes de que ahora algunos países están enviando equipos de búsqueda y rescate a Mandalay para apoyar los esfuerzos, pero los hospitales están teniendo problemas para hacer frente a la afluencia de personas heridas. Hay una escasez de suministros médicos, y la gente está teniendo problemas para encontrar comida y agua limpia”, agregó Bragg.
Un equipo enviado desde la vecina China rescató a un hombre mayor que llevaba casi 40 horas atrapado bajo los escombros de un hospital en Naipyid, y se cree que muchos otros siguen sepultados, informó la agencia oficial de noticias Xinhua.
“Estamos oyendo reportes de cientos de personas atrapadas en diferentes áreas. Ahora mismo estamos en 1.600 (muertes conocidas) y no salen muchos datos, pero hay que asumir que aumentarán en miles”, señaló Bragg.
Los informes que llegan desde la zona del desastre son devastadores. “Todo está en ruinas. Nadie quiere volver a sus casas”, dijo un vecino citado por la prensa local.
