Martín Menem no dejó pasar la oportunidad de subirse a la ola del nuevo Papa y, fiel al estilo del oficialismo, redujo la proclamación del estadounidense Robert Prevost como Sumo Pontífice a dos palabras: “león” y “americano”. Breve, ruidoso y cargado de simbolismo libertario.
Desde su cuenta en X, el presidente de la Cámara de Diputados celebró la elección de quien ya fue bautizado como León XIV, alineándose con el clima de festejo que recorrió parte de la dirigencia política local. Pero su forma de expresarlo no fue casual: el apodo de “león” remite directamente al branding personalista con el que Milei se vendió como el redentor antisistema.
De hecho, unas horas antes, el propio presidente Milei había retuiteado un meme que muestra a un león con los atuendos papales, como si se tratara de una coronación espiritual del ideario libertario. “Las fuerzas del cielo han dado su veredicto de modo claro. No más palabras, señor juez. Fin”, sentenció Milei en tono de revelación divina.
Más allá del show mediático y los hashtags de ocasión, lo cierto es que la elección de Prevost —primer Papa norteamericano en la historia de la Iglesia— marca un giro geopolítico dentro del Vaticano. Mientras tanto, desde Argentina, algunos prefieren leer el acontecimiento como otro capítulo del evangelio libertario.