InicioEconomiaLlegar a fin de mes: una meta cada vez más difícil para...

Llegar a fin de mes: una meta cada vez más difícil para las familias argentinas

¿Cuánto dinero necesita una familia para alimentarse todos los días y cubrir los gastos básicos? A partir de los datos oficiales de abril, se puede dimensionar con mayor claridad el desafío que enfrentan miles de hogares en todo el país.



El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) publicó recientemente los valores actualizados de la Canasta Básica Total (CBT) y la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que marcan las líneas de pobreza e indigencia en Argentina.

Según el informe correspondiente al mes de abril, una familia tipo —dos adultos y dos menores, sin contemplar el pago de alquiler— necesitó generar ingresos por al menos $1.110.063 para no ser considerada pobre y garantizar una cobertura mínima de alimentación, servicios y necesidades esenciales.

Por otro lado, para no quedar debajo de la línea de indigencia, ese mismo hogar debió contar con $502.291, monto que corresponde al costo estimado para asegurar únicamente la alimentación básica durante ese mes.

En paralelo, el Gobierno nacional fijó mediante la Resolución 5/2025 un nuevo valor para el Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM), que en abril fue de $302.600. Así, surge un interrogante que atraviesa a buena parte de la sociedad: ¿cómo llega a fin de mes una familia cuyos adultos perciben el salario mínimo?

Si se comparan los números, se concluye que una familia tipo necesitó alrededor de 3,6 salarios mínimos para no ser pobre y 1,6 salarios mínimos solo para cubrir lo indispensable para comer.

Estos datos evidencian por qué cada vez más personas se ven obligadas a tener dos o tres empleos para poder sostener a sus familias. Aún así, a muchos les resulta muy difícil pagar cuentas, vestirse adecuadamente, alimentar a sus hijos o enviarlos a la escuela.

Frente a esta realidad, y sin caer en el pesimismo, lo cierto es que para un gran número de argentinos, pensar en tener una vivienda propia, cambiar el auto —o simplemente tener uno— o elegir una educación privada para sus hijos, parece hoy más un sueño lejano que una posibilidad concreta.

Destacados