Encuentran en La Rioja las mariposas y polillas más antiguas de la historia: vivieron antes que las flores hace 236 millones de años, en excrementos fosilizados
Un coprolito del período Triásico, descubierto en Argentina, ha revelado las evidencias más antiguas de mariposas conocidas hasta ahora, incluso anteriores a la aparición de las flores.
Durante décadas, la evolución de estos delicados insectos ha estado rodeada de incógnitas y faltantes importantes en el registro fósil. Pero un grupo de paleontólogos argentinos ha dado con una pieza clave dentro de un lugar poco habitual: un excremento fosilizado de 236 millones de años.
Este hallazgo, publicado en el Journal of South American Earth Sciences, podría revolucionar lo que sabemos sobre los orígenes de los lepidópteros —el grupo que engloba a mariposas y polillas— y ofrecer pistas sobre cómo lograron sobrevivir a uno de los episodios más devastadores de la historia de la Tierra.
Un viaje en el tiempo a través del fósil más inesperado
La investigación se realizó en el Parque Nacional Talampaya, en La Rioja, donde desde 2011 un equipo excava en un antiguo depósito comunal de excrementos de grandes herbívoros, que con el paso de millones de años se han convertido en coprolitos —excrementos fosilizados que actúan como cápsulas del tiempo.
Dentro de uno de estos coprolitos, analizado en el Centro Regional de Investigaciones Científicas de La Rioja (CRILAR), los científicos encontraron diminutas escamas aladas de aproximadamente 200 micras, características de los lepidópteros, similares a las que cubren las alas de mariposas y polillas modernas.
El eslabón perdido entre fósiles y genética
Hasta ahora, los fósiles más antiguos de mariposas databan de unos 201 millones de años, pero estudios genéticos sugerían una antigüedad aún mayor, cercana a los 241 millones. Esto dejaba un vacío de aproximadamente 40 millones de años sin evidencias fósiles.
La muestra de La Rioja, fechada en 236 millones de años, llena ese espacio temporal justo después de la extinción masiva del Pérmico, que eliminó al 90% de las especies terrestres y marinas.
Los investigadores nombraron a esta especie Ampatiri eloisae. Aunque no se ha encontrado un fósil completo, las características de las escamas indican que pertenecía al grupo Glossata, que incluye mariposas con probóscide —el órgano enrollado que utilizan para succionar líquidos—.
Mariposas antes que las flores: una adaptación sorprendente
En ese periodo, el paisaje estaba dominado por coníferas y cícadas, sin flores que polinizar. Entonces, ¿cómo se alimentaban estos insectos?
La respuesta está en la producción de gotas azucaradas por estos árboles primitivos, una especie de pre-nectar que atraía a los insectos para facilitar la polinización. Por lo tanto, la probóscide no evolucionó inicialmente para libar flores, sino para aprovechar estas fuentes azucaradas en un mundo sin flores.
Este descubrimiento modifica nuestra visión sobre la evolución de las mariposas y su relación con las plantas, mostrando que esta adaptación surgió como una estrategia de supervivencia tras la gran crisis biológica del Pérmico.
Un testimonio de resiliencia en tiempos difíciles
El hallazgo de Ampatiri eloisae no solo es una novedad para la paleontología, sino que demuestra cómo la vida se abre camino incluso después de catástrofes masivas. Estos insectos desarrollaron innovaciones para adaptarse y prosperar en un mundo hostil y en recuperación.
Además, confirma que la historia de las mariposas es mucho más antigua y compleja de lo que se pensaba, y que no aparecieron como simples acompañantes coloridos de las flores, sino como sobrevivientes de un planeta en transformación.