Juan Pablo Fernández además indicó que Pilar y Delfina son las únicas personas desaparecidas tras la tormenta que dejó 16 muertos en Bahía Blanca.

El fiscal general bahiense, Juan Pablo Fernández, aseguró que las únicas dos personas que siguen desaparecidas tras el temporal que arrasó con la ciudad bonaerense son las hermanitas Hecker, Pilar (5) y Delfina (1) y aseguró que la principal hipótesis de lo que pudo haber ocurrido con ellas es que hayan sido llevadas por la corriente hacia el mar.
“Se las sigue buscando intensamente con drones, patrullajes. Es probable que la corriente, que era muy fuerte, las haya llevado hacia el mar. Es lo que señalaron sus padres en la declaración”, explicó.
Según explicó, los padres de las pequeñas contaron que cuando los agarró la tormenta en el auto “el agua les llegaba al cuello y los tapaba a los padres y les arrancó a las chiquitas de los brazos a la mamá”.
Por eso Fernández consideró “probable” que el agua haya arrastrado a las nenas hacia la costa: “No es el mar abierto, es la ría. Hay que rastrear, continuar en la búsqueda, el agua venía con mucho sedimento y dificulta aún más la búsqueda, no es que era agua limpia”.
Las nenas viajaban con sus padres rumbo a la casa de unos parientes en la localidad de Mayor Buratovich. La familia buscaba resguardarse de las tormentas pero el desastre la agarró en plena ruta 3 y el auto, conducido por Andrés Hecker quedó atrapado en el agua y fue arrastrado.
En ese momento, el conductor de una camioneta intentó auxiliarlos, pero cuando la familia hacía el trasbordo de un vehículo a otro, una correntada más fuerte se los llevó a todos. La mamá fue rescatada horas después, pero aún no se sabe nada de las niñas. El chofer, Rubén Zalazar, también murió.
Además, Fernández aclaró que, al menos por los registros de la investigación, no habría más personas desaparecidas, nueve días después de la tormenta.
“El resto de las personas no eran desaparecidas. Los que llamaban al 911 eran personas preocupadas que no se podían comunicar con sus familiares. Era lógico, se había inundado más de dos tercios de la ciudad, que estaba sin luz. En la madrugada de ese día no funcionaban las comunicaciones, los teléfonos se habían perdido o mojado. No había comunicaciones. Era previsible que todos esos llamados estuvieran con vida”, analizó y estimó en más de 200 los llamados.