La situación financiera de los hogares en Argentina sigue deteriorándose. De acuerdo con el último informe del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE), el 91% de las familias presentaba algún tipo de deuda en mayo de 2025. Lo más alarmante es que el 58% de esos compromisos con tarjeta de crédito corresponden a la compra de alimentos, lo que evidencia un fuerte deterioro en el poder adquisitivo.
Durante 2024, el endeudamiento familiar creció un 73%, impulsado por la devaluación aplicada por el gobierno de Javier Milei y una inflación que, solo en los primeros cuatro meses del año pasado, acumuló un 64,99%. Esta escalada de precios provocó una pérdida del 10,38% del poder de compra real, empujando a millones de hogares a recurrir al crédito para afrontar gastos básicos.
En 2025, el 15% de los hogares contrajo nuevas deudas, mientras que un 12% ya arrastraba compromisos impagos desde años anteriores. Esto refleja no solo la imposibilidad de saldar deudas anteriores, sino también una preocupante dependencia del crédito como estrategia de supervivencia.
El informe detalla que el 65% de los hogares mantiene entre dos y tres deudas, un 12% tiene más de tres y el 23% solo una. En comparación con 2024, aumentó la cantidad de familias con más de tres compromisos financieros, lo que da cuenta de una mayor fragmentación y reiteración en el uso del crédito para cubrir necesidades esenciales.
Por otra parte, el 76% del endeudamiento corresponde a deudas impagas, incluyendo moras simples y procesos judiciales. En este último punto, los casos judicializados aumentaron 6 puntos porcentuales respecto al año anterior, reflejando el agravamiento de la crisis financiera en los hogares.
En cuanto a las formas de financiamiento más utilizadas, las tarjetas de crédito —tanto bancarias como no bancarias— concentran el 30,5% del endeudamiento, con un incremento de 5 puntos porcentuales respecto a mayo de 2024. En contraste, se redujo el uso de préstamos de financieras y prestamistas, posiblemente por una menor accesibilidad o mayor desconfianza hacia estas alternativas.
Al analizar los rubros del consumo financiado, se destaca que el 58% de las compras con tarjeta está destinado a alimentos, muy por encima del 15% que corresponde a ropa y el 11% a combustible. “Este patrón refleja claramente cómo las tarjetas se usan cada vez más para cubrir gastos básicos, lo cual es un indicio claro del empobrecimiento de las familias”, advierte el informe.
Además, el 34% de las deudas bancarias responde a refinanciaciones de tarjetas de crédito, lo que genera un círculo vicioso de endeudamiento. Los préstamos personales representan el 19%, los prendarios un 14% y los hipotecarios apenas un 6%.
Otro dato preocupante: el 56% de los hogares destina entre el 40% y el 60% —o más— de sus ingresos mensuales al pago de deudas, lo que deja muy poco margen para otros gastos.
“El endeudamiento dejó de ser una herramienta ocasional y se convirtió en una constante. Que tantas familias necesiten financiar la comida diaria con crédito refleja una crisis profunda, que va más allá de los vaivenes de la economía. La inflación, aunque ahora más estable, sigue siendo alta, y el salario perdió gran parte de su capacidad de compra. Esto ha llevado a millones de argentinos a vivir en una emergencia financiera permanente”, concluye el informe.
