Débora Olivera, licenciada y prosecretaria del Centro Comercial e Industrial de La Rioja, describió la compleja situación que atraviesan los comerciantes locales, afectados por una notable caída en las ventas y por el crecimiento de la competencia informal a través de redes sociales, showrooms y ferias.
Según explicó, hay locales que directamente paralizaron su actividad, lo que genera gran incertidumbre tanto entre los propietarios como entre los trabajadores. “Cada día se hace más difícil”, remarcó.
En diálogo con Medios El Independiente, Olivera afirmó que La Rioja no escapa a la realidad económica que atraviesa el país. “Las ventas bajaron de forma considerable; en algunos rubros la caída supera el 13%. En otros casos, directamente no hay ventas”, advirtió. Sin embargo, reconoció que el rubro de la indumentaria muestra un leve repunte por el cambio de estación, aunque aclaró que los consumidores priorizan necesidades básicas: “Las familias compran solo lo indispensable y relegan los gastos de los adultos”.
Olivera también subrayó el impacto que tiene el aumento de la informalidad en el comercio legalmente establecido. “La competencia desleal afecta especialmente a los locales del centro y de las principales avenidas, que deben afrontar alquileres altos, pagar cargas sociales y otros costos que los vendedores informales no tienen”, explicó. En ese sentido, mencionó que muchos comerciantes formales compiten directamente con ventas realizadas desde casas, redes sociales, plazas o ferias.
“No estamos en contra de los feriantes, pero creemos que deberían tener un espacio aparte, como por ejemplo la Vieja Estación, para que quienes quieran comprarles puedan hacerlo allí. No puede ser que alguien con una mesa venda perfumes frente a una perfumería que cumple con todas las obligaciones fiscales”, señaló.
Olivera agregó que esta preocupación ya fue transmitida al Municipio mediante notas e informes, sin que hasta ahora haya respuestas concretas.
En relación a la continuidad de algunos negocios, sostuvo que hay sectores donde las ventas son prácticamente nulas, lo que aumenta la preocupación entre comerciantes y empleados. “Hoy la prioridad está en la comida, y ni siquiera eso alcanza. Muchas familias no pueden hacer las cuatro comidas diarias y terminan priorizando la cena para los chicos. Es un escenario realmente angustiante”, lamentó.
Finalmente, advirtió que muchos comercios ya cerraron sus puertas o intentan sobrevivir acordando nuevas condiciones con su personal. “Es muy triste ver cómo se pierden fuentes de trabajo. Todo se hace cuesta arriba”, concluyó.
