Leandro Scatturice pasó de ser un desconocido empresario tech a convertirse en el epicentro del escándalo más turbio del gobierno libertario. Cercano a Santiago Caputo y con conexiones con la inteligencia local y el trumpismo internacional, hoy aparece vinculado a contratos millonarios con la SIDE y la ANSES… mientras se quedaba con Flybondi.
El combo es explosivo: dinero del Estado, vínculos con espías, valijas sin control aduanero y negocios estratégicos que lo ubican como el nuevo empresario estrella del régimen de Milei. ¿Estamos frente al “Lázaro Báez” de la era libertaria?
Contratos secretos y favores desde la SIDE
El escándalo estalló cuando se filtró un contrato firmado entre la SIDE y Tactic Global, la firma de Scatturice radicada en EE.UU. ¿El objeto? “Organizar reuniones” entre funcionarios argentinos y estadounidenses. La SIDE, bajo el mando en las sombras de Caputo, tercerizó funciones diplomáticas en un empresario privado… con intereses en negocios estatales.
La denuncia fue revelada por el periodista Ignacio Giménez Glimaldi (LN+), y ya llegó al Congreso, donde se analiza enviarla a la Bicameral de Inteligencia. Algunos legisladores ya lo llaman “el Baéz de Milei”.
Valijas, aviones y silencio judicial
En febrero, el Bombardier 5000 de Scatturice aterrizó en Aeroparque con Laura Arrieta (una figura del trumpismo) y más de diez valijas que nadie revisó. Según reveló La Nación, la Aduana fue frenada por una “orden de arriba”. El episodio recuerda al escándalo de Antonini Wilson, pero esta vez la Justicia no movió un dedo.
¿Con plata del Estado compró Flybondi?
Mientras cerraba la compra de la low cost Flybondi, Scatturice recibía pagos por casi 7 millones de dólares de la ANSES, a través de su empresa OCP Tech SA, parte del programa Conectar. También tiene vínculos con Trenes Argentinos. ¿Se financió su expansión privada con dinero público?
El contraste es obsceno: mientras el gobierno ajusta jubilaciones y dinamita Aerolíneas Argentinas, un empresario del círculo íntimo de Caputo se queda con una aerolínea… y también con contratos estatales.
Una trama de espías, negocios y poder
Scatturice no es nuevo en el mundo oscuro de la inteligencia. Ya había tenido vínculos con el aparato K durante el último tramo del gobierno de Cristina Kirchner. Su empresa C3 Consultings estuvo enfrentada a Stiuso y cercana a Fernando Pocino. Ahora, reaparece con la SIDE de Milei.
También es socio de Barry Bennett, ex asesor de Trump, y cofundador de Tactic Global, junto a miembros del CPAC. En una reciente cumbre en EE.UU., se lo vio junto a Santiago Caputo, Agustín Romo y Macarena Alifraco.
Repercusiones políticas y tensión en la interna libertaria
En el Congreso, la preocupación crece. La Comisión de Seguridad Interior ya discutió el caso, y se analiza su pase a la Bicameral de Inteligencia, presidida por Sergio Neiffert, jefe formal de la SIDE y viejo aliado de Tailhade, quien se mantiene en silencio.
La tensión también salpica al oficialismo. Un funcionario lo dijo sin vueltas: “Si Caputo sigue engordando a Scatturice con recursos del Estado, está armando su propio Báez”.
¿Primer gran caso de corrupción libertaria?
Lo que se investiga no es solo una triangulación de fondos, sino un modelo de poder cada vez más concentrado, opaco y manejado por un puñado de operadores. Scatturice podría ser apenas la punta del iceberg del primer gran escándalo de corrupción del gobierno libertario.