El ajuste avanza sin pausa. El Banco Nación, bajo la conducción de Daniel Tillard y en sintonía con el recorte general del gobierno de Javier Milei, confirmó este martes el cierre de 60 sucursales en diversas provincias.
La medida forma parte del llamado “Plan Estratégico 2024-2027”, que apunta a achicar la estructura operativa del banco y recortar más de $1.000 millones antes de fin de año.
Según la entidad, el objetivo es volver al número de puntos de atención que había en 2015, antes de la expansión llevada adelante durante los gobiernos anteriores. La motosierra, esta vez, apunta directo a la red de atención bancaria en el interior del país.
Golpe a las PyMEs
En paralelo, el Nación también anunció que cerrará la atención física en 45 Centros PyME, que ahora pasarán a operar únicamente con visitas a clientes. Esto implica otro recorte, de $180 millones, por la eliminación de alquileres. En la práctica, las pequeñas y medianas empresas perderán espacios de asesoramiento presencial, en un contexto económico ya de por sí crítico.
Menos presencia, más ajuste
El recorte también alcanzará a las Gerencias Zonales, que se reducirán de 33 a 29, con un nuevo esquema basado en la segmentación del INDEC. La idea, según el banco, es “redistribuir los recursos de manera más equitativa”, aunque el verdadero objetivo parece ser seguir achicando gastos a cualquier costo.
El desmantelamiento progresivo de la banca pública suma un nuevo capítulo, con impacto directo en trabajadores, PyMEs y comunidades que dependen del Banco Nación para sus operaciones cotidianas. Mientras tanto, el relato oficial insiste en que se trata de “eficiencia”.
