Boca Juniors no logró superar el último obstáculo en el Mundial de Clubes 2025 y quedó fuera de competencia tras empatar 1-1 ante Auckland City, el equipo neozelandés que ya estaba eliminado.
En un cierre frustrante y condicionado por la suspensión por tormenta eléctrica, el equipo dirigido por Miguel Ángel Russo no pudo cumplir con la premisa: golear y esperar un guiño del resultado entre Bayern y Benfica, algo que tampoco ocurrió.
El partido, disputado en el GEODIS Park de Nashville, tuvo todos los ingredientes de un trago amargo para el Xeneize. Auckland se refugió en su campo como era previsible, y Boca asumió el protagonismo con una fórmula repetida hasta el hartazgo: desbordes, centros y poca claridad en los últimos metros.
Cavani fue titular pero volvió a tener una actuación apagada, mientras que la apuesta por el regreso de Zeballos duró poco más de 20 minutos: el extremo volvió a lesionarse y dejó al equipo sin su principal carta de desequilibrio. En su lugar ingresó Kevin Zenón, que aportó intensidad y variantes por la banda, aunque sin lograr cambiar el destino del encuentro.
El primer tanto de Boca llegó a través de un tiro de esquina: cabezazo de Di Lollo, rebote en el palo y gol en contra del arquero Garrow. En simultáneo, Benfica le ganaba a Bayern, reduciendo aún más las posibilidades del conjunto argentino.
Pese a que Boca dominaba el terreno y generaba peligro —incluyendo dos tiros en el travesaño de Merentiel y Palacios—, el equipo no logró capitalizar el dominio en el marcador. A los 7 minutos del segundo tiempo, Auckland City sorprendió con un cabezazo de Gray que significó el empate y su primer gol en el torneo. Poco después, el partido fue suspendido por más de media hora debido a una alerta por tormenta eléctrica.
El tramo final fue apenas un formalismo. Con Benfica ya clasificado, Boca volvió al campo sabiendo que estaba eliminado. Russo optó por sacar a Cavani y Velasco, y el equipo, sin respuestas colectivas ni motivación, siguió empujando sin convicción.
El empate dejó a Boca último en su grupo, sin triunfos y con un cierre decepcionante. El equipo argentino no pudo sostener la imagen competitiva que había mostrado ante rivales de mayor jerarquía como Bayern y Benfica, y terminó despidiéndose con un resultado inesperado ante un rival claramente inferior en nombres y preparación.
La eliminación obliga a barajar y dar de nuevo. Boca vuelve a la Argentina con una sola meta: ganar la Copa de la Liga y lograr la clasificación a la CONMEBOL Libertadores 2026. Porque tras esta actuación en el Mundial de Clubes, no hay margen para tropezar otra vez.