Para el vocero presidencial, Manuel Adorni, el incremento en la desocupación registrado en el primer trimestre del año es apenas “marginal”. Así lo expresó en su habitual conferencia de prensa, al referirse a los últimos datos publicados por el INDEC, que marcaron una suba del desempleo al 7,9%.
Según Adorni, el aumento de 0,2 puntos porcentuales en relación con el mismo período del año pasado se debe a que más personas están activamente buscando trabajo, motivadas por “cuestiones salariales”. “La población que busca empleo se amplió”, argumentó, señalando que ahora alcanza al 48% de la población económicamente activa.
El portavoz intentó restar dramatismo a la cifra y calificó el fenómeno como un efecto “técnico”. Además, sostuvo que la comparación válida es la interanual, evitando analizar la diferencia con el trimestre anterior, que muestra una suba más pronunciada de 0,8 puntos.
Sin embargo, los datos oficiales revelan una realidad más cruda: en solo tres meses, más de 300.000 argentinos perdieron su empleo.
Lectura crítica:
El intento del Gobierno por relativizar el crecimiento del desempleo revela una estrategia discursiva que busca minimizar el impacto social de los datos duros. Apelar a una “explicación técnica” o señalar que hay más gente buscando trabajo no alcanza para maquillar una cifra alarmante: cientos de miles de personas quedaron fuera del mercado laboral en apenas un trimestre. En un contexto de ajuste económico, caída del consumo y deterioro del poder adquisitivo, el desempleo deja de ser un número y se vuelve un drama cotidiano.
