En un contexto nacional donde el modelo económico de Javier Milei agrava la desigualdad —concentrando el 59% de la riqueza en manos del 10% más rico, mientras que el 50% más pobre apenas accede al 4%, según datos del CELAG—, La Rioja se posiciona como una excepción gracias a la gestión del gobernador Ricardo Quintela y su apuesta por un Estado activo.
El coeficiente de Gini, indicador que mide la desigualdad en la distribución del ingreso (donde 0 representa igualdad perfecta y 1 desigualdad total), muestra a La Rioja con un valor de 0,28, el más bajo del país, reflejando una distribución más equitativa de los recursos. En contraste, provincias como Chaco presentan índices mucho más elevados, alcanzando 0,44.
Desde la llegada de Milei a la presidencia y la implementación de un modelo que reduce la intervención estatal, la brecha social en Argentina no ha dejado de crecer, golpeando con mayor fuerza a los sectores más vulnerables. Un reciente informe del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), basado en datos de la World Inequality Database, confirma esta tendencia preocupante.
En este escenario, La Rioja se distingue por haber sostenido políticas de contención social que han logrado mitigar los efectos de la desigualdad. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), basados en la Encuesta Permanente de Hogares del tercer trimestre de 2024, la provincia mantiene la menor inequidad entre los grandes centros urbanos del país.
Este ejemplo provincial demuestra que la presencia estatal y la implementación de políticas sociales efectivas son herramientas indispensables para frenar la creciente concentración de la riqueza y construir una sociedad más justa.
