La tregua se terminó. El Gobierno de Javier Milei vuelve a subir las retenciones a la soja y el campo responde con una advertencia directa: suspenderán la liquidación de divisas hasta fin de año, lo que podría implicar un freno de US$ 2.000 millones en ingresos.
Suben las retenciones y el agro cierra la canilla
Desde el 1 de julio, las retenciones a la soja subirán al 33% y las de sus derivados al 31%, en un intento oficial por reforzar la recaudación fiscal. Pero la jugada amenaza con abrir un conflicto mayúsculo con el sector agroexportador, que ya avisó que no venderá un solo grano más hasta nuevo aviso.
“Ya hicimos colchón hasta noviembre”, lanzó Andrés Costamagna, director de la Sociedad Rural, y agregó con dureza: “Se van a quedar secos”.
El argumento del campo es claro: aprovecharon el primer semestre para vender con retenciones más bajas y ahora tienen espalda financiera para esperar mejores condiciones. “Este aumento es inadecuado y castiga la rentabilidad”, sostuvo Costamagna.
Boom de agrodólares… que no se repite
Según CIARA-CEC, en los primeros cinco meses del año ingresaron más de US$ 11.700 millones, un 29,5% más que en 2023. Fue uno de los mejores arranques de año en la historia, gracias a una cosecha sólida, dólar estable y beneficios temporales en retenciones que ofreció Luis Caputo en enero.
Ese envión permitió que el campo hiciera caja. Ahora, lejos de acelerar las ventas, el agro pisa el freno justo cuando el Gobierno más necesita divisas.
¿Qué quiere Milei: dólares o déficit cero?
El dilema es claro: mantener el tipo de cambio estable requiere dólares, pero sostener el déficit cero exige más recaudación. La baja temporal de retenciones en verano le costó al fisco más de US$ 700 millones, y ahora Milei busca recuperar terreno con este nuevo ajuste. Pero si el campo se planta, el efecto puede ser el inverso: menos ingresos, más tensión cambiaria.
El mercado ya lo huele: el Rofex anticipa la tormenta
Los contratos futuros ya muestran un desplome de US$ 30, anticipando el impacto de las nuevas retenciones en los precios pagados a los productores. El mensaje del agro es claro: sin reglas claras ni rentabilidad, no hay dólares.
El segundo semestre arranca con una nueva pulseada entre el Gobierno libertario y el corazón del modelo exportador. Y esta vez, el campo tiene con qué resistir.
