El Gobierno nacional, bajo la gestión de Milei, oficializó la resolución 2109/2025 que modifica el sistema de residencias en salud, presentándola como una “jerarquización de las becas” y una defensa de la formación local.
Pero detrás de ese discurso, se esconde una reforma que profundiza la precarización laboral, fractura la comunidad profesional y excluye a médicos extranjeros, poniendo en jaque la calidad del sistema sanitario público.
La creación de dos modalidades de becas –una que elimina aportes y obra social, y otra que mantiene la cobertura pero sin adicionales salariales– obliga a los residentes a elegir entre resignar derechos o perder ingresos. Es decir, una clara trampa donde nadie gana, solo pierde el trabajador.
El sindicalismo alerta que esta “descentralización encubierta” fragmentará el trabajo hospitalario y debilitara la organización colectiva de los residentes. En vez de proteger a quienes están en la primera línea del sistema de salud, Milei apuesta por un modelo que precariza, individualiza y divide.
La exclusión de profesionales formados en el exterior, disfrazada bajo la prioridad a egresados argentinos, es otra jugada cuestionable. Se vuelve aún más hipócrita cuando el propio Gobierno recorta fondos a la universidad pública, limitando el acceso y la calidad educativa que supuestamente quiere privilegiar.
Frente a esta embestida, los residentes y concurrentes convocan a un paro y movilización para denunciar lo que ya consideran un “ataque directo” al corazón del sistema sanitario. Si esta reforma sigue adelante, los perjudicados no serán solo los médicos en formación, sino toda la población que depende de un sistema público y accesible.