A pocas horas del cierre de listas para las legislativas del 7 de septiembre, el frente Fuerza Patria todavía no logra abrochar el rompecabezas bonaerense. Intendentes, kirchneristas, massistas y el Movimiento Derecho al Futuro (MDF) negocian a contrarreloj para definir las candidaturas seccionales en un clima cargado de rosca, internas contenidas y acuerdos forzados.
Durante todo el viernes y con continuidad este sábado, los cónclaves se suceden uno tras otro con un objetivo claro pero difícil: alcanzar un equilibrio entre territorios, lealtades políticas y lugares “entrables” en las listas.
Kicillof, ¿fuera de juego?
Aunque en un primer momento se barajó que Axel Kicillof encabezara todas las listas para unificar, esa idea perdió fuerza. Hoy la estrategia apunta a que cada sector tenga representación, sin monopolios. La paz interna, por ahora, pende de un hilo.
Primera sección: intendentes vs. ministros
Con ocho bancas del Senado en juego, el conurbano norte y oeste es escenario de una pulseada feroz.
El kirchnerismo impulsa a los intendentes Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Federico Achával (Pilar) y Mariel Fernández (Moreno), mientras Mario Ishii también busca un lugar.
Desde el MDF, suena fuerte Gabriel Katopodis (Infraestructura), y el Frente Renovador mueve con Sofía Vanelli o una jugada audaz: Malena Galmarini al frente.
Segunda sección: CGT, intendentes y la jugada de Berni
En el norte provincial, el sindicalista Naldo Brunelli quiere renovar con aval del MDF. Ricardo Alessandro, jefe comunal de Salto, también reclama espacio.
La jugada más llamativa la propone La Cámpora: Agustina Propato encabezaría la lista provincial, y su pareja, Sergio Berni, dejaría su banca en el Senado para competir a nivel nacional. Su lugar sería ocupado por Facundo Ballesteros Maggi, otro nombre del riñón camporista.
Tercera sección: conurbano caliente
En el bastión electoral del sur bonaerense, suenan muchos nombres: Verónica Magario, el intendente Mariano Cascallares (Almirante Brown), Nicolás Mantegazza (San Vicente) y hasta Mayra Mendoza por La Cámpora.
Kicillof también podría colar a uno de sus alfiles para marcar presencia en la sección más poblada de la provincia.
Cuarta sección: ¿juega Domínguez?
En el interior noroeste, la massista Valeria Arata pica en punta, junto a Germán Lago (Alberti). Pero si Julián Domínguez se lanza, todo cambia: necesitará el guiño de Cristina Kirchner.
También se define el futuro del ultra-K Pablo Zurro, que tiene en carrera a la senadora Daniela Viera.
Quinta sección: Mar del Plata es el premio mayor
La posible candidatura de Fernanda Raverta —ya sea a diputada o al Concejo marplatense— ordena toda la discusión.
El MDF propone a Gustavo Pulti, Gustavo Barrera (Villa Gesell) y Jorge Paredi (Mar Chiquita). El massismo aparece con Javier Gastón (Chascomús) y Juan Manuel Cheppi (Mar del Plata).
La pelea está centrada en quién lidera y qué rol jugará Raverta en este tablero.
Sexta sección: Bahía Blanca toma el centro
El intendente Federico Susbielles quiere ubicar a su jefe de Gabinete, Luis Calderaro, pero La Cámpora empuja la renovación de Maite Alvado.
Desde el MDF se anotan Alejandro Acerbo (Daireaux) y Rodrigo Aristimuño (Rosales), y el Frente Renovador apuesta a que Pablo Garate (Tres Arroyos) logre imponer a uno de los suyos.
Séptima sección: veto y tensión
La Cámpora vetó al exintendente José Eseverri, impulsado por Katopodis, pero no objeta a Gustavo Cocconi (Tapalqué) ni a Lilian Schwindt.
También figuran Hernán Rallinqueo (25 de Mayo), Mercedes Landívar y Bernabé Leinenn (kirchnerismo). El MDF busca retener un lugar con Laura Aloisi (Olavarría).
Octava sección: Alak quiere repetir fórmula
La Plata elige seis diputados provinciales. El intendente Julio Alak quiere replicar el esquema 2023: un nombre por sector.
Surgen Lucía Iáñez (del ala alakista), Carlos Bianco, Ariel Archanco (por La Cámpora), Andrea Varela (UNLP), y José Ramón Arteaga (AUBASA) por el massismo.
Final abierto y puja sin tregua
En cada sección, la danza de nombres refleja un mismo dilema: cómo hacer convivir a tantos sectores con hambre de poder y pocos lugares seguros. El peronismo bonaerense se prueba a sí mismo, una vez más, su capacidad de contención… o su fragilidad.
