Marcos Gómez volvió a enfrentarse al horror. Retiró el Fiat Palio rojo en el que su hija Kim, de solo 7 años, fue arrastrada hasta la muerte tras un brutal robo en La Plata. Dentro del vehículo, encontró una pequeña botella de agua con la cara de Mickey Mouse. Todavía tenía los stickers que había elegido la nena. Todavía tenía agua.
“Te pido de tu luz para seguir peleando. Quiero ser valiente como vos. Nunca me dejes”, escribió Marcos en un conmovedor posteo en redes sociales, junto a una imagen de la botella sostenida por su mano, con el auto golpeado de fondo.
Un objeto mínimo. Un dolor infinito.
El crimen que conmocionó a La Plata
Todo ocurrió el 26 de febrero en Altos de San Lorenzo. Kim esperaba dentro del auto mientras su mamá hacía unas compras rápidas. Fue entonces cuando dos adolescentes de 14 y 17 años robaron el vehículo y escaparon con la nena adentro.
Kim intentó bajarse. No la dejaron. Fue arrastrada por el mismo auto que debía protegerla. Murió en el acto.
Desde entonces, Marcos se convirtió en la voz de una familia destruida: “Somos gente buena, ¿cómo se pueden meter con una criatura?”, había dicho en medio del dolor.
El mensaje de un padre que no se rinde
“Ya no me importa el auto”, escribió. “Ese coche se suponía que debía cuidarlos, no esto. Quiero ser valiente como vos”.
La tragedia dejó marcas imborrables. En el metal del vehículo. En una botella infantil. Y, sobre todo, en el corazón de un padre que intenta seguir adelante con el amor de su hija como guía.
