Mientras el Presidente insiste con que vetará todas las leyes que rechaza, en la Casa Rosada se activan gestos mínimos y negociaciones puntuales para sostener el frágil respaldo legislativo. El objetivo: evitar que Diputados le dé un golpe político y le derribe los vetos con dos tercios.
A contrarreloj, el oficialismo busca blindar los rechazos presidenciales a la nueva fórmula jubilatoria, la emergencia en discapacidad y la moratoria previsional. La estrategia incluye algunas concesiones en temas sensibles y la promesa de repartir una porción acotada de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) a los gobernadores más “dialoguistas”.
Ceder para no perder
Aunque Javier Milei endurece su discurso en público, puertas adentro su equipo ya admite que hay margen para ceder. En el caso de la ley sobre discapacidad, se analiza una salida intermedia como gesto político. En paralelo, la billetera del Ministerio del Interior se activa: se ofrecerían fondos discrecionales para mantener en línea a ciertos mandatarios provinciales y, por extensión, a sus diputados.
El oficialismo sabe que el Senado ya es terreno perdido. Pero en Diputados, los números están más ajustados y todavía hay chances de sostener los vetos si logran sumar al menos un tercio del recinto.
La fórmula jubilatoria, por ejemplo, fue aprobada con 142 votos positivos. Para que el veto no sea rechazado, el Gobierno necesita sostener un piso de 72 votos. Ya tiene los 67 que votaron en contra y apuesta a ampliar ese número con aliados de Pro, el MID, los libertarios díscolos y los diputados ausentes o abstencionistas.
Discapacidad y moratoria: los puntos más calientes
La emergencia en discapacidad sumó incluso más respaldo: 148 votos a favor y apenas 71 en contra. Por eso en La Libertad Avanza barajan un “gesto” para desactivar la presión social y política. El radical neuquino Pablo Cervi deslizó que podría haber “alguna flexibilización” si el Gobierno muestra voluntad.
En cambio, el veto a la moratoria previsional es el más sensible para Milei, por su impacto fiscal. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, implica un 0,49% del PBI en lo que queda del año y un 1,17% anualizado. Para el Presidente, ceder en ese punto sería una derrota directa a su plan de ajuste.
ATN, alianzas electorales y la interna amarilla
El Gobierno también juega su partido fuera del Congreso. La alianza con el Pro en la provincia de Buenos Aires podría influir en la votación. “Cristian Ritondo va a trabajar esos votos”, afirman cerca del Presidente, en alusión a los 12 diputados amarillos que se ausentaron o se abstuvieron.
A su vez, se tejen acuerdos con gobernadores radicales. Uno clave es Alfredo Cornejo: si se alinea, podría arrastrar a los mendocinos Pamela Verasay y Lisandro Nieri, que en su momento se abstuvieron.
No todos están convencidos. Desde algunas provincias juran que no hubo ningún contacto. “Cero diálogo por este tema”, aseguran. Pero en la Rosada confían en que el reparto selectivo de ATN puede destrabar voluntades. Lo que sí descartan, al menos por ahora, es avanzar con la coparticipación del impuesto a los combustibles, uno de los grandes reclamos de las provincias.
