La Justicia federal investiga 20 nuevas muertes por fentanilo contaminado, lo que eleva a 68 las víctimas fatales vinculadas a la administración de ampollas infectadas con bacterias como Klebsiella y Ralstonia. Pero los familiares advierten que los fallecidos ya serían más de 70.
Una clínica de Córdoba fue la última en sumarse al mapa de centros afectados. En esa provincia, se distribuyeron más de 15.000 ampollas de un lote contaminado: aunque muchas fueron recuperadas a tiempo, otras sí se aplicaron. En uno de los casos, un bebé de tres meses está en estado crítico.
📍 Córdoba, en la ruta del fentanilo mortal
La Clínica Vélez Sarsfield, que había recibido 1.700 ampollas, ya entregó cuatro historias clínicas al juzgado federal de La Plata, a cargo del juez Ernesto Kreplak. Una de ellas terminó en muerte: se trataba de un paciente adulto. Los otros tres casos corresponden a dos menores y un adulto, entre ellos el pequeño Giovanni, que nació sano pero hoy está internado en neonatología con diagnóstico de Klebsiella.
“El 9 de mayo nos enteramos del alerta de la ANMAT y ese mismo día mi bebé se descompensó. Hoy es portador de la bacteria y está grave”, contó su mamá, Sol Basualdo.
🔬 ¿Qué pasó con el fentanilo?
Los tres lotes contaminados fueron fabricados por HLB Pharma Group S.A. y Ramallo S.A. en diciembre de 2024. Se distribuyeron 154.530 ampollas, pero más de 90.000 aún no fueron recuperadas. La Justicia presume que al menos 42.000 podrían haberse usado o seguir en circulación sin declarar.
Hasta ahora, 24 personas vinculadas a laboratorios y droguerías enfrentan cargos por omisión de controles y presunta adulteración de medicamentos. Sus bienes están inhibidos y tienen prohibido salir del país.
“No fue un accidente, fue abandono”
El caso estalló en el Hospital Italiano de La Plata y desde entonces no paró de escalar. Familiares de víctimas se manifestaron el viernes pasado frente al centro médico para pedir justicia y cárcel para los responsables.
Mientras tanto, el Instituto Malbrán sigue analizando hemocultivos para confirmar si la bacteria hallada en los pacientes coincide con la de las ampollas. Hasta que se completen esos informes, muchas muertes siguen catalogadas como “sospechosas”, aunque el patrón clínico se repite en todos los casos.