Tenía 98 años. Sus hijos fueron secuestrados en 1977 por el Ejército y permanecen desaparecidos. Presidió la organización entre 2022 y 2024.
Enriqueta Rodríguez de Maroni, una de las figuras emblemáticas de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, falleció a los 98 años. Su historia quedó marcada por la desaparición de sus dos hijos durante la última dictadura cívico-militar. La Casa de las Madres confirmó la noticia a través de sus redes sociales, donde la despidieron destacando su lucha incansable por la memoria, la verdad y la justicia.
Docente y militante por los derechos humanos, Enriqueta se sumó a la organización tras el secuestro de María Beatriz (23 años) y Juan Patricio (21), ocurrido el 5 de abril de 1977. Ambos fueron capturados por el Primer Cuerpo del Ejército junto a sus respectivas parejas y luego vistos en el centro clandestino de detención “Club Atlético”, uno de los más notorios del circuito represivo. Desde entonces, continúan desaparecidos.
Durante más de cuatro décadas, Enriqueta alzó su voz en marchas, actos, entrevistas y denuncias. Fue presidenta de la Línea Fundadora entre 2022 y 2024, y también impulsó la creación de la Tecnicatura de Música Popular de Madres, que hoy funciona en la sede de Madres Nuestros Hijos la Vida y la Esperanza.
En un testimonio brindado al Archivo Oral de Memoria Abierta, reflexionó: “Frente a un dolor tan enorme, lo único que te puede mantener es estar acompañada y saber que a otras personas les pasa lo mismo”. Recordaba con orgullo el compromiso de sus hijos, que trabajaban en barrios vulnerables: “Siento una inmensa alegría por haberlos tenido”.
En plena dictadura, su testimonio fue parte de un documental producido por la televisión holandesa durante el Mundial de 1978, donde denunció ante cámaras: “Han robado cuanto han querido. Además, a nuestros hijos nos han robado, y nunca más supimos de ellos. El Ejército lo hizo”.
La memoria de Enriqueta Rodríguez de Maroni queda ligada a la lucha colectiva de miles de madres y abuelas que, aún frente al horror, transformaron su dolor en bandera.