Aunque la oposición logró el quórum con 135 diputados presentes, el oficialismo mueve fichas para evitar la aprobación de proyectos que le resultan incómodos. En la Casa Rosada apuestan al respaldo del PRO, la UCR y otros aliados para bloquear el avance legislativo.
La sesión especial en la Cámara de Diputados arrancó con una señal clara: la oposición logró reunir el quórum por sí sola, una jugada que el Gobierno ya anticipaba desde principios de semana. “Va a estar difícil”, admitían en Balcarce 50, donde sabían que la sesión podía convertirse en un problema político mayor.
En ese contexto, La Libertad Avanza desplegó una estrategia de contención: el objetivo no es solo bloquear iniciativas, sino directamente hacer caer la sesión. Martín Menem, presidente de la Cámara Baja, quedó a cargo de la tarea.
Entre los proyectos que preocupan al oficialismo están el aumento del financiamiento universitario, la declaración de la emergencia pediátrica para el Hospital Garrahan y, especialmente, el rechazo a varios Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) firmados por Javier Milei. Estos DNU tocan temas sensibles como la reestructuración del Ministerio de Economía, la eliminación de organismos como Vialidad Nacional, cambios en el Banco Nacional de Datos Genéticos y la limitación del derecho a huelga.
Según fuentes legislativas, algunos de esos proyectos cuentan con apoyo transversal. “Parece que salen el de las universidades y el del Garrahan. El rechazo a los DNU es más complicado”, señalaron desde uno de los bloques dialoguistas, pero críticos del Gobierno.
El oficialismo, mientras tanto, logró dividir a los diputados que responden a los gobernadores. Promesas de negociar beneficios en proyectos como el de coparticipación del impuesto a los combustibles líquidos sirvieron para contener parte de la rebelión. “Están negociando una mejora en el porcentaje que va para cada provincia. Así, apoyan al oficialismo”, explicó una fuente cercana a LLA.
La tensión con los gobernadores, que ya venía en aumento, suma un nuevo capítulo. Algunos mandatarios provinciales incluso lanzaron el frente “Provincias Unidas” para perfilarse como una tercera vía entre Milei y el kirchnerismo. En ese escenario, la actitud de los diputados que responden a estos mandatarios será determinante para el destino de la sesión.
Por ahora, el Gobierno juega a que el debate se diluya y no se vote nada. Todo dependerá de cuánto resistan los acuerdos y cuánto margen le quede al oficialismo para evitar que el Congreso le marque la cancha.