InicioNacionalesCRISIS DEL CONSUMO: LAS ALIMENTICIAS CIERRAN EL PRIMER SEMESTRE EN NÚMEROS ROJOS

CRISIS DEL CONSUMO: LAS ALIMENTICIAS CIERRAN EL PRIMER SEMESTRE EN NÚMEROS ROJOS

La recesión y la pérdida de poder adquisitivo se reflejaron en los balances del primer semestre de 2025: Mastellone, Molinos Río de la Plata y Ledesma registraron resultados negativos por miles de millones de pesos. Los datos muestran que, aún con leves mejoras comerciales en algunos casos, los aumentos de costos, menores ingresos extraordinarios y la caída del consumo erosionaron ganancias y márgenes.



Mastellone (La Serenísima): pérdida neta de $869 millones entre enero y junio de 2025, contra una ganancia cercana a $78.000 millones en igual período de 2024. La compañía reportó un aumento del 4,5% en ventas internas y 2,2% en exportaciones, pero atribuye el resultado a menores ingresos extraordinarios y mayores costos financieros. El consumo de leche muestra una tendencia a la baja.

Molinos Río de la Plata (Pérez Companc): caída del 19,7% en ingresos reales y una pérdida neta de $19.485 millones en el semestre. Aunque las ventas en el mercado local aumentaron 1,9%, los precios internos solo se ajustaron 11,1%, muy por debajo de una inflación cercana al 40%, afectando márgenes. El consumo masivo registró una baja del 4,9% semestre a semestre.

Ledesma: cerró el semestre con un pasivo aproximado de $19.200 millones y resultados negativos por las bajas en ventas y márgenes. La compañía señaló que los precios de sus productos no lograron seguir el ritmo de los costos.

Qué dicen los números: ventas vs. costos

Los balances muestran una tendencia recurrente: en algunos casos (Mastellone y Molinos) hubo crecimiento en volumen de ventas, pero no alcanzó para compensar el desfase entre costos y precios ni las cargas financieras. Además, la menor incidencia de ingresos extraordinarios en 2025 comparado con 2024 empeoró los resultados. En términos sencillos: se vende —a veces más— pero se gana menos.

Inflación y ajuste de precios

En el caso de Molinos, la presión inflacionaria (≈40%) hizo que los precios de venta reales quedaran por detrás: solo subieron un 11,1% en el periodo analizado. Ese desajuste es clave para entender pérdidas en empresas que procesan y venden alimentos masivos, donde los márgenes son sensibles a variaciones de costos (materias primas, energía, logística) y a la capacidad de trasladar esos aumentos al consumidor.

Costos financieros y factores extraordinarios

Mastellone menciona explícitamente mayores costos financieros y menores ingresos extraordinarios como causas del resultado negativo. Esto subraya que la salud de las empresas no depende solo de ventas y producción: la estructura financiera y los resultados no operativos (venta de activos, recuperos, etc.) pueden inclinar un balance.

Impacto en la cadena: ¿Qué significa para pymes y comercios?

Si empresas con escala y acceso a mercados exportadores registran pérdidas, el efecto en las pymes proveedoras y los comercios minoristas puede ser más severo. Menores compras por parte de grandes industrias, presión sobre los plazos de pago y ajuste en órdenes de compra suelen repercutir rápidamente en proveedores más pequeños. A su vez, la caída del consumo masivo sugiere una contracción del gasto en hogares que impacta la rotación de inventarios y la facturación de los comercios de barrio.

La combinación de alta inflación, pérdida de poder adquisitivo y costos en alza crea un escenario donde los aumentos de precios no pueden ser trasladados de forma automática al consumidor. El resultado son márgenes comprimidos, niveles de endeudamiento más visibles y una mayor vulnerabilidad frente a shocks de costos.

Los números del primer semestre de 2025 reflejan que la crisis del consumo ya afecta a jugadores históricos del sector alimenticio. La dinámica observada —ventas que no alcanzan a cubrir mayores costos, precios retrasados frente a la inflación y costos financieros crecientes— es un llamado de alerta sobre la fragilidad del sector y las cadenas que dependen de él.

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