El salto del dólar tras las elecciones en Buenos Aires —que superó los $1.400— ya se siente en los surtidores: la nafta y el gasoil aumentaron entre 5% y 6% en los últimos 45 días. Pero ahora los consumidores se enteran cuando cargan, porque las petroleras dejaron de informar las subas de manera oficial.
Desde agosto, YPF aplica un sistema de “micropricing” que ajusta los precios varias veces al día y según 170 zonas distintas del país. Con la derogación de la obligación de publicar los aumentos en junio, desapareció el precio de referencia y también la transparencia que ofrecía la aplicación Precios en Surtidor.
Según el portal especializado Surtidores, las cuatro grandes (YPF, Shell, Axion y Puma Energy) vienen aplicando incrementos graduales, pero todavía hay un atraso del 14% respecto de la paridad internacional.
El encarecimiento se da en un escenario de menor consumo: en julio las ventas de combustibles cayeron 1,2% interanual. La tendencia marca que los automovilistas migran hacia opciones más baratas, como la nafta súper o el GNC, mientras la premium queda cada vez más relegada.