La derrota de Javier Milei en la provincia de Buenos Aires no solo dejó un golpe político: abrió la puerta a un frente opositor cada vez más sólido. Con más de 13 puntos a favor de Fuerza Patria, el oficialismo quedó expuesto y con un creciente malestar social que ya no puede ocultar.
El ausentismo electoral reflejó algo más que apatía: bronca y desilusión. Y como si fuera poco, la Casa Rosada llegó golpeada por el escándalo de la criptomoneda Libra y los audios del exdirector de ANDIS, Diego Spagnuolo, que comprometieron al círculo íntimo del Presidente.
Vetos, paros y aislamiento en la Rosada
Lejos de moderarse, Milei redobló la apuesta: vetó tres leyes clave —presupuesto universitario, emergencia pediátrica “ley Garrahan” y reparto de fondos del Tesoro (ATN)— y encendió la mecha.
La reacción fue inmediata: paros universitarios, gremios de salud en pie de lucha y movilizaciones en marcha hacia el Congreso. El Gobierno insiste en sostener los vetos, tensionando aún más con el Congreso y las provincias.
Provincias Unidas: un nuevo bloque con poder real
Lo más fuerte de la semana política fue la consolidación de Provincias Unidas (PU), el bloque que reúne a Llaryora, Pullaro, Torres y Schiaretti. Desde Río Cuarto mandaron un mensaje directo: “Sin consenso, no hay fotos en Balcarce 50”.
Los gobernadores reclaman soluciones al impuesto a los combustibles y mejoras urgentes en rutas nacionales, que califican de “deplorables”. Y aunque Milei se mostró con algunos aliados como Frigerio, Cornejo y Zdero, hasta ellos piden recursos por los ATN. El mensaje es unánime: la gobernabilidad no se construye solo con decretos.
Macri en silencio, Kicillof en la encrucijada
Mauricio Macri juega callado pero se mueve: busca reposicionar al PRO mirando al 2027 y ya dejó claro que no va a convalidar vetos inviables.
Axel Kicillof, por su parte, enfrenta su propio dilema: ¿romper con Cristina Kirchner y ponerse al frente del peronismo o seguir atado a la vieja estructura? Octubre puede ser la llave para su futuro.
Milei apuesta todo a octubre
Para el Presidente, la derrota en Buenos Aires fue apenas un traspié. Mantiene la motosierra encendida, intenta apagar internas entre Karina Milei y Santiago Caputo, y confía en que la gente lo volverá a respaldar en las urnas.
Pero el desafío es cada vez más grande: sostener a su electorado movilizado y, al mismo tiempo, tender puentes con un sistema político que le exige diálogo a los gritos.