El gobierno de Javier Milei avanza en conversaciones con Donald Trump para conseguir oxígeno financiero y garantizar el pago de la deuda externa, aunque el precio podría ser alto: habilitar presencia militar de Estados Unidos en el extremo sur argentino.
El gobierno de Javier Milei avanza en conversaciones con Donald Trump para conseguir oxígeno financiero y garantizar el pago de la deuda externa, aunque el precio podría ser alto: habilitar presencia militar de Estados Unidos en el extremo sur argentino.
Dólares a cambio de soberanía
Milei se reunió con Trump en Nueva York para asegurar respaldo financiero y afrontar vencimientos de US$4.000 millones en enero y US$4.500 millones en julio de 2026. El equipo económico, encabezado por Luis “Toto” Caputo, ya trabaja en los detalles de un eventual desembolso mediante canje de monedas.
En paralelo, el Ejecutivo estudia permitir operaciones de tropas estadounidenses en la nueva base naval de Ushuaia, un pedido que Washington vincula con su estrategia para frenar el avance de China en la región.
El Comando Sur pisa fuerte en Tierra del Fuego
El ministro de Defensa, Luis Petri, y el secretario de Asuntos Internacionales, Juan Battaleme, se sentaron a negociar con el jefe del Comando Sur, Alvin Holsey, quien visitó Ushuaia y planteó que submarinos norteamericanos podrían usar instalaciones argentinas para abastecimiento y mantenimiento.
Desde la Casa Rosada reconocen que el Congreso deberá autorizar el ingreso de tropas extranjeras, aunque miran el modelo de la base de Rota, en España, donde Estados Unidos tiene presencia estratégica permanente.
Giro geopolítico: adiós China, hola USA
El plan de Milei no se limita a lo militar. También contempla dar de baja el swap con China y cancelar el Radiotelescopio CART en San Juan, proyecto compartido con Beijing. El objetivo: alinearse de lleno con Estados Unidos en materia de defensa, ciencia y tecnología.
En la misma línea, se proyectan compras de equipamiento militar (blindados, fragatas y submarinos) y una estrategia antártica centrada en el pasaje de Drake, vital para la logística bioceánica en el extremo sur.
