El Gobierno nacional reinstaló fuertes restricciones para acceder a dólares oficiales y financieros, en lo que implica el regreso del “cepo al dólar”. La medida busca frenar la salida de divisas ante la escasez de reservas y la creciente tensión cambiaria, y estará vigente al menos hasta fin de año.
Los cambios afectan tanto al mercado oficial como a los segmentos financieros, incluyendo el dólar MEP y el contado con liquidación (CCL). Se establecen límites estrictos para personas físicas y jurídicas, complicando la operatoria habitual de empresas e individuos que usaban estos canales para ahorrar o cumplir obligaciones externas.
Desde el Ministerio de Economía aseguran que la medida es “temporal” y responde a la necesidad de proteger las reservas del Banco Central en los últimos meses del año, un período crítico por la baja estacional de ingresos del agro y los compromisos de deuda. Sin embargo, analistas advierten que esto forma parte de un endurecimiento gradual del control de cambios, que ya venía con restricciones sobre importaciones y giros al exterior.
Para los ahorristas, esto significa que será más difícil acceder al cupo mensual de 200 dólares al tipo de cambio oficial, mientras que quienes operaban vía dólar MEP o CCL enfrentarán nuevas trabas y límites. El efecto inmediato: presión sobre el dólar blue, que volvió a dispararse ante la falta de alternativas legales.
El impacto también se siente en el mundo empresarial. Muchas compañías que dependían del mercado financiero para importar insumos o cancelar compromisos externos ahora se ven con el camino más cerrado, lo que puede afectar la actividad productiva en algunos sectores.
En la City porteña, operadores sostienen que la medida genera más distorsiones que certezas y que podría incentivar operaciones informales. “El cepo es un parche que gana tiempo, pero no soluciona el déficit estructural de divisas”, advirtió un economista.
En lo político, la oposición criticó duramente la decisión, señalando que se trata de un retroceso que golpea a trabajadores y clase media que buscan proteger sus ahorros. El Gobierno, en cambio, la defiende como un mal necesario para evitar un salto brusco del dólar oficial en el último trimestre y anticipa que en 2026 se impulsará un esquema cambiario más flexible.
Con este nuevo cepo, Argentina vuelve a un escenario conocido: más controles, menor acceso a divisas y una brecha cambiaria que amenaza con seguir creciendo. Hasta fin de año, “restricción” vuelve a ser sinónimo de política cambiaria oficial.
