Martín Varsavsky, empresario que compartió cenas con Javier Milei, aclaró que se trata de una propuesta en borrador inspirada en el modelo griego y no de una medida obligatoria. Los sindicatos ya encendieron las alarmas.
Javier Milei, Martín Varsavsky y la hija del empresario
El empresario y financista Martín Varsavsky, quien en las últimas semanas compartió encuentros y cenas con el presidente Javier Milei, generó polémica al referirse a una posible reforma laboral que permitiría jornadas de hasta 13 horas diarias.
Varsavsky explicó en sus redes sociales que la propuesta forma parte de un borrador interno del Gobierno, inspirado en el reciente modelo griego, y que no implica una obligación, sino una alternativa “negociable entre empleadores y empleados”.
“No es cierto que Milei quiera imponer una jornada laboral de 13 horas. Es una opción dentro de un marco flexible que permitiría organizar mejor la productividad”, señaló el empresario.
Según detalló, el esquema contempla un tope semanal de 60 horas, aplicable hasta 37 días al año, como parte de una política para “modernizar” el mercado laboral.
La iniciativa se enmarca dentro de un paquete de reformas más amplio que el propio Milei anticipó el pasado 11 de octubre en San Nicolás. Entre los puntos más controversiales que habrían sido analizados figuran:
Eliminación de las indemnizaciones por despido, reemplazadas por un fondo de cese laboral, similar al de la UOCRA.
Creación de un banco de horas para compensar extras con tiempo libre en lugar de pagarlas.
Posibilidad de firmar contratos en cualquier moneda, incluso dólares.
Flexibilización de las vacaciones, que quedarían sujetas a decisión del empleador.
Desde el oficialismo argumentan que las medidas apuntan a reducir la informalidad, que afecta a la mitad de los trabajadores, y a “terminar con la industria del juicio”.
Sin embargo, la simple mención de una jornada de 13 horas encendió las alarmas en los sindicatos, especialmente en la CGT, que advirtieron sobre un posible retroceso en los derechos laborales conquistados.
En redes sociales, el tema se volvió viral: miles de usuarios calificaron la idea como un intento de “esclavismo moderno”, mientras el Gobierno evita confirmar si el borrador se transformará efectivamente en proyecto de ley.
Varsavsky insistió en que se trata solo de una propuesta en análisis, pero admitió que responde al espíritu de flexibilización laboral que impulsa el gobierno libertario. El debate ahora pasará por el Congreso, donde Milei deberá negociar con la oposición y los gremios para avanzar en cualquier cambio de fondo.