El Papa León XIV envió su primera carta oficial a la Argentina, en la que llamó a “defender la industria como motor de desarrollo y empleo”. El mensaje fue dirigido a la Unión Industrial Argentina (UIA) y marcará la apertura de la Conferencia Industrial que se realizará el próximo 13 de noviembre en Buenos Aires.
Bajo el lema “El futuro se produce hoy”, el encuentro reunirá a más de mil empresarios, gobernadores y economistas, entre ellos Martín Redrado. La UIA invitó al presidente Javier Milei y al ministro de Economía, Luis Caputo, y se espera la presencia del empresario Paolo Rocca. La carta del Papa llega en un momento de tensión económica y social y representa un cambio de tono en la relación de la Iglesia con el mundo productivo.
Un mensaje con impacto social y económico
En su misiva, León XIV subraya que la industria no es solo un motor económico, sino un instrumento para proteger la dignidad humana. Promover fábricas, empleo y producción local, afirma, es un compromiso social que involucra a toda la comunidad. Proteger a los trabajadores, añade, requiere cuidar también el entramado productivo que los sostiene.
El Papa destaca que el trabajo productivo es una forma de construir comunidad y generar valor, y que fortalecer la industria no es un beneficio para unos pocos, sino una responsabilidad con toda la sociedad.
Contexto nacional y llamado ético
La carta llega en medio del debate sobre el modelo de desarrollo argentino: exportación de materias primas vs. fortalecimiento de la industria local. La Iglesia advierte que un país no puede sostenerse solo con recursos naturales; debe apostar a la producción como vía de justicia social.
El texto también alerta sobre modelos económicos que “marginan al trabajo” o degradan la condición humana del trabajador. Para León XIV, el desarrollo debe poner a las personas y al trabajo digno en el centro, pilares de una economía con rostro humano.
Hacia una industria al servicio del bien común
El Papa sostiene que una industria fuerte puede reducir la dependencia externa, generar empleos de calidad y sostener comunidades activas. La Iglesia argentina se propone así no solo asistir, sino comprometerse con el desarrollo productivo.
Además, la carta interpela tanto al Estado como al sector privado. Pide políticas industriales que prioricen la inclusión y el trabajo, e insta a las empresas a mirar más allá del lucro inmediato, reconociendo su función social. Con esta misiva, León XIV traza una hoja de ruta moral: una industria al servicio del desarrollo humano y la dignidad de todas las personas.
