El gobernador bonaerense Axel Kicillof comenzó a desplegar una estrategia política de mediano plazo con un objetivo claro: consolidar su influencia dentro del peronismo y posicionarse como figura nacional, sin definirse todavía como candidato presidencial.
“Axel puede ser candidato a presidente en 2027, pero también puede no serlo. Dependerá del contexto y de las circunstancias”, señaló un funcionario de su entorno, en medio de las tensiones internas que atraviesan al peronismo bonaerense tras la derrota electoral del 26 de octubre y la carta de Cristina Kirchner que volvió a sacudir la interna.
El mensaje desde La Plata busca enfriar las expectativas dentro del Movimiento Derecho al Futuro (MDF), el espacio que impulsa Kicillof, y centrar la discusión en la reconstrucción del peronismo, más que en nombres propios.
De Buenos Aires al país
En los últimos meses, Kicillof comenzó a recorrer un camino más federal, con la mirada puesta en las provincias. Su equipo trabaja en un diagnóstico territorial para conocer las necesidades de cada región y acercar su propuesta a sectores que hoy no se sienten representados por el peronismo, pero tampoco se identifican con Javier Milei.
“Hay que escuchar al comerciante de Santa Fe, al productor de La Pampa, al empresario pyme del sur y al trabajador del norte”, repiten cerca del gobernador, que reconoce a la provincia de Buenos Aires como su base sólida, pero entiende que el futuro del PJ se definirá más allá del conurbano.
En una entrevista reciente, Kicillof insistió en la necesidad de “construir una alternativa, ordenarse, acompañar y escuchar”, señalando que la derrota electoral no es un final sino “el punto de partida para 2027”.
Tensión con La Cámpora y el rol de Cristina
La relación con La Cámpora y con Cristina Kirchner atraviesa uno de sus momentos más delicados. La carta de la ex vicepresidenta, en la que responsabilizó al gobernador por el resultado electoral, reavivó las diferencias internas. Sin embargo, Kicillof pidió prudencia a sus intendentes y aclaró que no romperá con el cristinismo, aunque mantiene una estrategia de diferenciación política.
En el entorno del mandatario destacan que la convivencia con el kirchnerismo se sostiene “por conveniencia política”, mientras algunos dirigentes del kicillofismo no descartan un quiebre futuro si el proyecto propio logra consolidarse.
Una construcción a largo plazo
Entre los planes de Kicillof se analiza la creación de un espacio de análisis político similar al CENDA, el centro de estudios que integró antes de llegar al gobierno, para formar cuadros técnicos y elaborar propuestas con alcance federal.
El desafío es claro: trascender los límites bonaerenses y liderar la reorganización del peronismo. Kicillof sabe que su camino hacia 2027 no será sencillo. Deberá equilibrar su relación con los Kirchner, construir consenso interno y mostrarse como una opción viable frente al oficialismo libertario.
Lo que ocurra en los próximos meses será determinante para definir su futuro político —y el del principal partido de la oposición— en la Argentina.