La crisis económica vuelve a pegar donde más duele. En Sanagasta, la fábrica de calzado Vulcalar atraviesa hoy su último día de actividad, incapaz de sostenerse en medio del derrumbe industrial que profundizaron las políticas económicas del gobierno de Javier Milei.
El cierre deja casi 80 trabajadores en la calle, otro eslabón de una cadena creciente de desempleo que golpea con más dureza a las economías regionales. Desde el Municipio aseguran que hicieron todo lo posible para sostener la producción y evitar el final, pero ahora sólo pueden acompañar a los empleados en el trámite de indemnización, en un escenario cargado de incertidumbre y angustia.
La caída de Vulcalar se convierte así en un nuevo símbolo del deterioro productivo nacional: un recordatorio de que la crisis no frena y que el impacto social se profundiza especialmente lejos del AMBA, donde cada cierre se siente como un mazazo.
