El alivio no llega para los jubilados. A pesar de que el haber mínimo volvió a ajustarse por movilidad, el bono de $70.000 —estancado desde marzo— siguió licuándose con la inflación y provocó una nueva caída del poder adquisitivo.
El bono fijo, otra vez responsable del retroceso
Según un informe de ASAP, en octubre la jubilación mínima perdió 3,9% de poder de compra. El haber subió por la fórmula que toma la inflación de agosto (2,1%) y quedó en $326.298, pero el complemento previsional sin actualización redujo cualquier mejora: con el bono, el total percibido fue de $396.298.
Un ingreso que mejora por un lado y se derrumba por el otro
Aunque el haber —sin el bono— mostró un aumento real del 1,8% interanual, el complemento quedó totalmente desfasado: tuvo una caída real del 23,8% frente a la inflación anual.
La consecuencia es directa: cada vez pesa menos sobre el ingreso final.
El programa “Complemento Prestaciones Previsionales” de ANSES, que financia estos bonos, también muestra el ajuste: su gasto cayó 23,7% real interanual en octubre y acumula una baja del 28,9% en lo que va del año.
Dos años para atrás: el derrumbe es del 17%
Si se compara la jubilación mínima (haber más bono) de octubre de 2025 con la de octubre de 2023, la caída real llega al 17,2%.
Mientras tanto, la Canasta Básica Total trepó a $392.815 por adulto equivalente, dejando a las jubilaciones mínimas prácticamente al borde del umbral de pobreza.
Lo que viene: más pérdida si el bono sigue congelado
Los especialistas advierten que, si el bono continúa fijo en $70.000, la caída del poder adquisitivo será aún mayor en los meses que vienen.