El Gobierno reconoció que durante octubre activó más de 2.500 millones de dólares del swap con Estados Unidos, apenas días antes de los comicios. La información, que surge de los registros del Banco Central, terminó por ratificar lo que el mercado financiero venía sospechando: la intervención cambiaria fue más intensa de lo que se admitía públicamente.
Cómo se movieron los fondos
Según los datos oficiales, la activación del swap formó parte de una estrategia para sostener la estabilidad del tipo de cambio en un mes marcado por la volatilidad. El monto utilizado quedó algo por debajo de las estimaciones privadas, que hablaban de más de USD 2.700 millones.
Aunque funcionarios estadounidenses ya habían indicado que el mecanismo estaba en marcha, la confirmación concreta llegó semanas después, generando críticas por la falta de transparencia y el sigilo con que se ejecutó la operación.
Repercusiones políticas y económicas
La revelación reavivó el debate sobre la política económica. Para algunos analistas, la medida fue clave para evitar una devaluación mayor en un momento crítico. Para otros, el momento elegido —justo en plena campaña— generó sospechas y volvió a poner sobre la mesa los límites de la intervención estatal en períodos electorales sensibles.
Así, la operación suma un nuevo capítulo al eterno cruce sobre el rol del Estado, la política monetaria y las herramientas que se activan (o se ocultan) cuando se acercan elecciones.

