En los últimos días, grandes empresas desvincularon trabajadores, ya sea por cese de actividades, caída en las ventas o “reconfiguraciones”.
La crisis industrial se profundiza en todo el país: nuevos despidos, cierre de fábricas y un freno casi total en la contratación de personal. En los últimos días, la autopartista Dana cerró su planta en San Luis y echó a 50 empleados sin preaviso, la firma Essen desvinculó a 30 trabajadores en Venado Tuerto y la empresa de cerámicas Loimar decidió cerrar definitivamente su fábrica en Tandil.
A los despidos se suma la falta de contratación. Según el último Indicador de Confianza Empresarial (ICE) del Indec, el 96,6% de las empresas manufactureras descarta incorporar trabajadores entre noviembre y enero, consolidando un escenario de parálisis en el mercado laboral industrial. Asimismo, el 16,5% prevé reducir personal.
Reconfiguración
Dana, la empresa especializada en piezas de transmisiones, suspensiones y frenos para vehículos, cerró su planta que operaba en la provincia de San Luis y despidió a 50 empleados. La autopartista aseguró que todos los empleados despedidos recibirán el 100% de la indemnización correspondiente. Los obreros fueron enterándose a través de mensajes de WhatsApp el lunes pasado. Según los directivos de la compañía Dana en Estados Unidos, los despidos responden a “una reconfiguración de los negocios que iniciaron a nivel global”.
Desde la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) denunciaron que la decisión de la multinacional también afectará, indirectamente, a otros 40 empleos de proveedores locales. Al respecto, el gobierno de San Luis apoyó una protesta de los trabajadores que se manifestaron el martes pasado frente a la fábrica.
Por otro lado, la empresa familiar Essen despidió a 30 trabajadores en su planta de Venado Tuerto. La fábrica de ollas y sartenes incorporó este año proveedores estratégicos en China para productos y, aunque todo parecía estar en orden, en octubre hubo 30 despidos, 20 eran trabajadores efectivos de Essen y 10 eran contratados. “Para tratar de calmar los ánimos, los propietarios reunieron a los trabajadores y les dijeron que se quedaran tranquilos que la planta iba a seguir. Les aclararon que ese ajuste fue necesario pero que irán viendo cómo sigue todo. Incluso se comprometieron a no despedir más gente por este año”, señalaron desde la Unión Obrera Metalúrgica de Venado Tuerto a BAE Negocios.
Pero estos no fueron los únicos despidos en el sector industrial, el viernes pasado la empresa Loimar decidió cerrar definitivamente su fábrica. “Informamos a la comunidad de Tandil que los directivos de la empresa, en una decisión unilateral e inconsulta, decidieron el cese en su actividad productiva y comercial, dejando en la calle a 80 familias trabajadoras y provocando un perjuicio para la actividad económica de la ciudad”, informó el gremio que representa a los despedidos. También pidieron a las autoridades que “den respuesta a semejante barbaridad como el cierre de una planta”.
La crisis laboral coincide con el desempeño productivo: la industria cayó 5,3% interanual en octubre y se encamina a cerrar el año con un balance negativo, presionada por la caída del consumo interno, los costos en alza y la competencia de importaciones.
