El gobierno de Javier Milei avanza en la creación de la Policía Migratoria, un organismo que dependerá del Ministerio de Seguridad y que tomará funciones hoy en manos de la Gendarmería en las fronteras y de la PSA en los aeropuertos. La iniciativa forma parte de los cambios previstos en la Ley de Migraciones y, según anticipan en la Casa Rosada, comenzará a tomar forma operativa antes del 10 de diciembre.
La nueva fuerza remite inevitablemente al ICE estadounidense, célebre por su rol en la persecución, detención y deportación masiva de inmigrantes durante la gestión de Donald Trump. En aquel modelo, los operativos incluían razias en grandes ciudades, detenciones arbitrarias bajo criterios raciales y confinamiento en centros de detención fuertemente cuestionados, sin acceso real a defensa ni instancias de apelación.
Desde el gobierno libertario justifican la medida en la necesidad de “profesionalizar Migraciones”. Funcionarios del área aseguran que existe una “decisión política” de avanzar con este esquema para “mejorar los controles y el patrullaje fronterizo”, con foco en el ingreso de delincuentes y en delitos como el contrabando. Por eso trabajan en el diseño de la estructura, la dirección y el presupuesto de la nueva unidad.
“Hay que hacerlo inmediatamente, es un cambio cultural”, remarcan en Seguridad. La Policía Migratoria absorbería recursos ya existentes del organismo de Migraciones y sumaría efectivos provenientes de otras fuerzas, que deberán ser capacitados para asumir las nuevas tareas.
La reorganización se inscribe en la serie de reformas que impulsa Milei. Meses atrás, el Presidente presentó junto a Patricia Bullrich el Departamento Federal de Investigaciones (DFI), un organismo inspirado abiertamente en el FBI estadounidense. Ahora, el Gobierno busca replicar otro modelo norteamericano, esta vez enfocado en el control migratorio.
