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Salario mínimo: bajo Milei, el poder adquisitivo se desplomó a la mitad de 2015

Un informe de Cifra-CTA reveló que el salario mínimo perdió más de un 35% de su poder de compra desde que Javier Milei asumió, alcanzando su nivel real más bajo en la última década.



Un salario mínimo derrumbado y sin paritarias

El derrumbe comenzó con la fuerte devaluación de diciembre de 2023, cuando el dólar se duplicó en 24 horas. Desde entonces, el salario mínimo, vital y móvil cayó un 35,2% en términos reales, según la CTA.

Hoy, un trabajador que cumpla 48 horas semanales cobra $322.200, y los jornalizados $1.610 por hora. Para recuperar el poder adquisitivo de 2015, el salario debería estar cerca de $760.000.

El retroceso se acumula: el salario mínimo actual es 45,6% inferior al de 2019 y 58,4% más bajo que en 2015, ubicándose incluso por debajo de los niveles de la década del 90 y la crisis de la Convertibilidad.

La paralización del Consejo del Salario profundizó la caída: ninguna de las cinco reuniones durante la gestión de La Libertad Avanza logró acuerdo entre empresarios y trabajadores. Los aumentos impuestos por la Secretaría de Trabajo fueron nominales y quedaron muy por debajo de la inflación, erosionando aún más el poder adquisitivo.



Argentina, última en la región y con empleo informal en aumento

A nivel regional, la situación es crítica: según el Celag, mientras Costa Rica lidera con un salario mínimo equivalente a 729 dólares, Argentina apenas llega a 225 dólares, detrás incluso de Bolivia y Paraguay.

El contraste con la canasta básica es alarmante: en octubre, una familia tipo necesitó casi cuatro salarios mínimos para no caer por debajo de la línea de pobreza.

La desregulación laboral promovida por el Gobierno tampoco generó empleo formal. La informalidad llegó a su nivel más alto en 17 años, especialmente en NOA, NEA y Cuyo, donde más del 50% de los trabajadores no tienen registro. Desde el inicio de las reformas, la economía perdió más de 220.000 empleos asalariados privados y cerraron cerca de 20.000 empresas.

El resultado es un círculo vicioso: menos formalidad significa menos ingresos estables, menor consumo y mercados locales debilitados, profundizando la crisis social y económica.

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