La industria textil atraviesa su peor bimestre del año, con caída de ventas, costos que no paran de subir y ajustes que golpean empleo y producción.
El sector textil en alerta máxima
Entre septiembre y octubre, la indumentaria argentina vivió su peor momento desde principios de 2024. La combinación de menor consumo, costos en aumento, competencia extranjera y problemas financieros internos obligó a las empresas a reducir su actividad y repensar sus estrategias de venta.
Un relevamiento de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) revela que 7 de cada 10 empresas registraron caídas en sus ventas, con un retroceso interanual del 13,3% en unidades vendidas. La demanda sigue siendo el mayor desafío para el 80% de las compañías, mientras los costos operativos erosionan aún más la rentabilidad.
Empleo bajo presión
El panorama laboral también se complica. Los despidos alcanzaron su nivel más alto desde 2024 y las suspensiones se duplicaron, representando un 10% de las medidas adoptadas. La imposibilidad de trasladar los costos salariales a los precios, junto con inventarios acumulados y menor demanda, obligó a reducir turnos, limitar horas de trabajo y, en muchos casos, frenar la producción.
Inventarios, pagos y la amenaza externa
Casi la mitad de las empresas reportó inventarios excesivos, mientras los retrasos en los cobros complicaron la planificación. La confianza empresarial cayó: 58% considera la situación económica mala o muy mala, el peor registro en dos años.
La presión también viene del exterior: entre enero y octubre, las importaciones de prendas crecieron 102% en dólares y 154% en unidades respecto a 2024, impulsadas por productos chinos de bajo costo. Esto impactó directamente en los precios locales y en la competitividad de los fabricantes argentinos.
Por el lado de las exportaciones, el panorama no mejora: registraron una caída del 21% en valor y 24% en volumen, mientras que el precio unitario subió 4% debido a un cambio hacia prendas de mayor valor.
La industria textil enfrenta así un combo crítico: caída de ventas, presión de costos, competencia extranjera y ajuste de empleo. Un escenario que deja claro que la moda argentina atraviesa su bimestre más difícil del año.