A días del cierre para presentar alianzas, el acuerdo entre La Libertad Avanza y el PRO en la provincia de Buenos Aires parece encaminarse… pero con los dientes apretados. Nadie celebra todavía y todos desconfían de todos.
Desde el oficialismo libertario aseguran que el frente común “está encaminado”, aunque bajo estricta reserva. “No vamos a festejar ni decir nada antes del 9”, repiten cerca de Karina Milei, quien comanda la estrategia con el sigilo de un ajedrecista paranoico.
Intendentes amarillos bajo la lupa violeta
El mayor ruido aparece en distritos clave como Pergamino, 9 de Julio, Vicente López y Junín. En LLA no creen en el “violetismo” repentino de algunos intendentes PRO. “Venden más humo violeta del que van a cumplir”, dicen por lo bajo, en alusión a los que prometen alinearse pero siguen pensando en amarillo.
Desde el otro lado, tampoco sobran las garantías. Aunque Cristian Ritondo encabeza las negociaciones con el respaldo de Mauricio Macri, en el PRO temen ser usados y descartados al momento de cerrar listas. Nadie quiere ser el tonto útil de esta novela.
Pacto político sin reparto claro
Si bien el armado conjunto parece un hecho, la tensión real llegará tras el 9 de julio, cuando se definan los nombres de los candidatos. Por ahora, lo único claro es que los radicales quedaron afuera del reparto: tras el fracaso del diálogo con Maximiliano Abad, en el entorno de Karina Milei sentenciaron: “Se pueden sumar, pero no les damos nada”.
Mientras tanto, Javier Milei se corre del barro electoral y deja el tablero en manos de su hermana Karina y del operador bonaerense Sebastián Pareja.
En resumen: el acuerdo entre libertarios y macristas está al caer, pero ni unos ni otros se terminan de fiar. El frente puede estar armado, pero la batalla por los cargos todavía no empezó.
