Un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA) encendió una fuerte señal de alerta: el 35,5% de los niños y adolescentes del país sufre inseguridad alimentaria. De ese total, la mitad vive una situación crítica, directamente sin acceso a una alimentación diaria básica.
La investigación, realizada por el Observatorio de la Deuda Social, muestra que el hambre golpea con más fuerza a los sectores más vulnerables: hogares pobres, numerosos, monoparentales o con empleo informal.
❌Los más afectados:
Hogares monoparentales: el 43% de los chicos tiene problemas para alimentarse.
Familias numerosas (5 o más miembros): 45% afectados.
Bajo la línea de pobreza: el 49% de los niños padece inseguridad alimentaria.
Adultos sin trabajo formal: el 51% de los chicos está en riesgo.
Además, el informe advierte una fuerte relación entre hambre y bajo rendimiento escolar: el 44% de los niños con dificultades educativas no tiene garantizado un plato de comida al día.
📉Hambre estructural, ayuda limitada
Aunque entre 2020 y 2024 hubo una leve mejora, la situación sigue siendo crítica. De hecho, el 16,5% de los niños sufre inseguridad alimentaria severa, el doble que hace diez años.
Un dato relevante: la Asignación Universal por Hijo (AUH) tuvo un impacto positivo entre 2022 y 2024, ayudando a contener a un 44% de los niños vulnerables. Pero la contracara es la precarización laboral, que sigue siendo uno de los principales motores del hambre en la infancia.
