Más de 2,2 millones de jóvenes argentinos de entre 25 y 35 años aún no logran independizarse y siguen viviendo con sus padres o abuelos. La razón principal: el acceso a la vivienda sigue siendo una misión casi imposible.
Según un informe de Tejido Urbano, el 36,7% de los jóvenes de ese grupo etario continúa residiendo en hogares familiares, una cifra alarmante aunque ligeramente menor que en años anteriores. En 2023, el porcentaje había alcanzado el 38,7%, y el récord histórico fue en plena pandemia, en 2021, con un 41%.
El dato positivo es que hubo una leve mejora. Uno de los factores que explican este descenso es la derogación de la Ley de Alquileres, que trajo una mayor oferta de propiedades y condiciones algo más flexibles para quienes buscan alquilar. Aun así, la situación dista mucho de resolverse.
Radiografía del fenómeno
La mayoría de los jóvenes no emancipados se concentra en los grandes centros urbanos: el 62% vive en CABA, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Pero también hay un dato llamativo: provincias como Tucumán y Salta están sobrerrepresentadas, ya que reúnen el 9,7% de los jóvenes que aún viven con sus padres, pese a representar solo el 6% del total nacional de esa franja etaria.
El informe advierte que, más allá de las oscilaciones anuales, el problema es estructural: el acceso a la vivienda —ya sea propia o en alquiler— sigue siendo un obstáculo enorme para millones de jóvenes. Independizarse en Argentina es un lujo que muchos no se pueden dar.