La industria pyme atraviesa uno de sus momentos más críticos. Con un mercado interno desplomado y una avalancha de productos importados, más del 40% del aparato productivo nacional ya está detenido y la capacidad instalada opera por debajo del 60%.
Según el último informe del Observatorio IPA (Industriales Pymes Argentinos), la crisis se profundiza sin señales de reversión. “El plan financiero del derrame nunca llegó”, disparó Daniel Rosato, titular de la entidad, al advertir que la política económica actual “deja a muchas fábricas al borde del colapso”.
Importaciones en alza, industria en retroceso
Los números hablan por sí solos. Entre enero y julio, las importaciones crecieron un 32%, mientras que las exportaciones apenas un 6%. La consecuencia es un golpe directo a la producción local, incapaz de competir con precios externos en un contexto de consumo planchado.
La balanza comercial acumulada hasta julio cayó un 64% respecto al mismo período de 2024: el superávit se redujo a u$s5.071 millones, frente a los u$s14.075 millones del año pasado.
Máquinas apagadas y empleo en riesgo
Rosato fue tajante: “Cada vez hay más fábricas trabajando a la mitad de su capacidad, más máquinas apagadas y más trabajadores sin certezas”.
El panorama se agrava con la confirmación oficial de que las importaciones seguirán creciendo en los próximos meses, lo que podría profundizar la crisis industrial y acelerar la pérdida de puestos de trabajo.
El tejido industrial en jaque
Las pymes advierten que, sin medidas urgentes para reactivar el mercado interno y proteger la producción nacional, el tejido industrial argentino corre riesgo de desintegrarse. A la caída del consumo se suma la presión del dólar sobre los insumos y un frente externo que gana terreno en las góndolas locales.