La recesión no perdona: dos de los rubros más tradicionales del país están en caída libre, con locales cerrando en todo el territorio y ventas que se desploman.
Panaderías al borde del colapso
El sector panadero atraviesa una de las peores crisis de su historia reciente. En los últimos 18 meses, más de 14.000 panaderías bajaron sus persianas, según Martín Pinto, presidente del Centro de Panaderos bonaerense.
“Solo seis de cada diez máquinas están encendidas”, advirtió Pinto en Radio Rivadavia. La producción se redujo a la mitad y el consumo de pan cayó un 50%. El panorama es aún más dramático en facturas: sus ventas se desplomaron un 85%.
“Hoy se produce solo por pedido, con dos o tres productos básicos. Las heladeras están apagadas porque lo que no se vende, se tira”, explicó el dirigente.
Kioscos en retroceso histórico
Los kioscos también sienten el golpe. Según la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA), en el último año cerraron 16.000 locales, dejando al sector por primera vez en décadas con menos de 100.000 comercios activos.
“El kiosco es la postal de un barrio, pero están desapareciendo. La principal razón es la recesión, aunque también influye la competencia desleal de cadenas no reguladas”, señaló Miguel Acuña, referente del sector.
A esto se suma que productos que antes eran exclusivos de los kioscos hoy se venden en farmacias, supermercados y hasta verdulerías, erosionando aún más sus ingresos.
Ventas en caída y cambios de hábitos de consumo
En apenas dos años, las ventas en kioscos retrocedieron un 40%. Solo en bebidas, la baja fue de entre 30% y 35% durante el último verano.
“La gente compra menos, elige segundas marcas y cigarrillos más baratos. No hay plata”, agregó Acuña.
El derrumbe del consumo, junto con la inflación y la recesión, golpea con fuerza a las pequeñas y medianas empresas, que concentran buena parte del empleo en Argentina y hoy sobreviven con lo justo.