Este 20 de julio, Día del Amigo, los argentinos celebran abrazos que resisten la tormenta. Pero hay una relación que no está para festejos: la de la sociedad con la política. Si el Estado fuera una persona, hoy recibiría más bloqueos que saludos.
Según el último informe de Zuban Córdoba y Asociados, la conexión entre la ciudadanía y sus representantes está quebrada. Literalmente: el 56,8% desaprueba la gestión del gobierno nacional, y la mayoría votará en octubre no por convicción, sino para castigar.
La política, ese amigo que prometía estar en las malas, se volvió esquiva, fría, o directamente hostil. Como señala el estudio, el Estado es percibido por muchos como lejano o incluso enemigo. El resultado: bronca, decepción y una grieta emocional que no para de crecer.
De amigos a enemigos: el “anti” como identidad política
Más que ideas o proyectos, lo que hoy define el mapa político son las emociones. Y no precisamente las positivas. El 53,6% de los encuestados se declara anti-mileista, el 45,2% anti-kirchnerista y el 39,7% anti-peronista. Es decir: ya no se vota tanto por alguien, sino contra alguien.
El voto, antes una herramienta racional, ahora se decide con el corazón en la mano (o con el enojo a flor de piel). Quienes votarán contra el oficialismo lo harán por razones como la “destrucción del Estado”, la “crueldad” o la falta de resultados económicos. Y quienes aún lo apoyan lo hacen por razones emocionales también: “honestidad”, “control de la inflación”, o la lucha contra la “casta”.
La política se convirtió en un terreno sentimental, donde lo afectivo pesa más que cualquier plataforma.
Milei: ¿cambio o amenaza?
El informe revela un dato clave sobre Javier Milei: el 55,4% lo ve como un riesgo para la sociedad, frente a un 37,8% que todavía lo considera una esperanza de cambio. El amor político empieza a enfriarse, incluso entre quienes lo votaron.
El mileismo como identidad se estancó en 28,1%, mientras el anti-mileismo no deja de crecer. La polarización persiste, pero el desencanto avanza. Milei aún retiene apoyo entre su núcleo duro, pero la confianza empieza a resquebrajarse.
Democracia herida, pero viva
En medio del desánimo, aparece una señal de que no todo está perdido: el 68,1% cree que su voto sí tiene un impacto real. Y aunque el 21,6% consideró no votar, casi el 76% ya decidió participar en las legislativas de octubre.
La política, entonces, todavía tiene una oportunidad. Pero deberá recuperar algo que perdió hace tiempo: la cercanía. Escuchar más, gritar menos. Entender más, imponer menos. Salir del loop del “para la tribuna” y volver a hablarle al ciudadano común.
Un Día del Amigo con sabor a unfollow
En este Día del Amigo, la política está más cerca del “visto” que del abrazo. Pero como en toda relación tensa, todavía hay margen para reconstruir.
El desafío será volver a tejer confianza, en un país donde las emociones mandan y el hartazgo amenaza con romper los últimos hilos. Porque sin vínculos, no hay comunidad. Y sin comunidad, no hay futuro.
Zuban Córdoba y Asociados by info.enteratenoticias
