El Congreso de la Nación amaneció vallado este miércoles 11 de junio, en la antesala de una importante movilización que reunirá distintos sectores sociales. A los reclamos económicos, previsionales y laborales que ya venían gestándose, se sumó la reciente condena y proscripción de Cristina Kirchner por parte de la Corte Suprema, lo que incrementó la tensión política y social.
Como cada semana, los jubilados se concentrarán frente al Congreso, pero en esta ocasión se espera una marcha de mayor envergadura, impulsada por el malestar generalizado ante la situación económica y las decisiones judiciales que afectan a referentes políticos de peso.
En previsión de posibles incidentes, el Gobierno desplegó un fuerte operativo de seguridad con vallados y presencia de fuerzas federales. Esta medida generó el enojo de vecinos de la zona, quienes denunciaron dificultades para ingresar a sus hogares, trabajos e incluso a instituciones educativas cercanas. “Un desastre”, lamentó uno de los estudiantes afectados.
Desde la organización de la protesta hay preocupación por el recuerdo de marchas anteriores, donde la aplicación del protocolo antipiquetes derivó en detenciones, heridos y el uso de gas pimienta. El temor a una nueva represión está latente.