Luis Caputo no pisará el Congreso para defender el Presupuesto 2026. En su lugar, la Casa Rosada decidió mandar a funcionarios de segunda línea: Carlos Guberman (Hacienda) y Pablo Quirno (Finanzas). La jugada busca evitar roces políticos y repetir el libreto de 2024: priorizar tecnicismos en lugar de confrontación directa.
Mientras tanto, Javier Milei se reserva el centro de la escena. Este lunes dará una cadena nacional desde la Casa Rosada para contar “su” versión de las nuevas partidas.
Tensión con el Congreso y gobernadores
En el Ejecutivo reconocen que Milei ni siquiera barajó la idea de ir al Congreso, como sí hizo en 2024 con el Presupuesto 2025 (que terminó cajoneado). La relación con gobernadores y bloques dialoguistas está en punto muerto: “no hay margen de diálogo”, admiten en Balcarce 50.
El Gobierno descarta inyectar más fondos y asegura que jubilaciones, universidades, hospitales y asignaciones por discapacidad solo crecerán al ritmo de la inflación. En criollo: el mismo presupuesto, apenas indexado por el IPC.
Lo que viene
La Casa Rosada sabe que la aprobación en Diputados está cuesta arriba, pero insiste en que la sanción es “urgente” porque todavía se administran partidas prorrogadas de 2023. La negociación se jugará con aliados y diputados provinciales. Una carta en la manga sería devolver algo de fondos a las provincias, tras el veto a la ley de ATN.
El texto incluye la “regla fiscal” para blindar el superávit, con techos de gasto y recortes automáticos si algo se desmadra. En el escenario que dibuja el oficialismo, la recaudación caerá 1,7% en el segundo semestre de 2025, golpeada por la baja de impuestos como las retenciones.
Los números duros
56% del presupuesto: jubilaciones (Ministerio de Capital Humano)
