El PRO logró sellar su alianza electoral con La Libertad Avanza, pero la celebración viene con sabor amargo: hay bronca, fracturas internas y un futuro cada vez más incierto. Detrás de la foto de unidad con Karina Milei, se esconde una interna que amenaza con romper todo.
El encargado de negociar fue Cristian Ritondo, por orden directa de Mauricio Macri. El objetivo: asegurar bancas provinciales y sostener poder en algunos concejos deliberantes. La misión se cumplió a medias. Si bien se garantizó la renovación de al menos nueve escaños en la provincia de Buenos Aires, muchos referentes del PRO quedaron afuera del armado. El costo interno fue altísimo.
“Es la primera vez que cerramos una alianza con este nivel de incertidumbre”, reconoció una fuente nacional del partido amarillo. En las ocho secciones electorales bonaerenses, solo dos estarán encabezadas por dirigentes del PRO. El resto quedó en manos de los libertarios, que impusieron condiciones durísimas. En varios distritos exigieron el 70% de las listas, lo que provocó rupturas en cadena.
Intendentes rebeldes, pases de factura y sospechas
La presión desde la Casa Rosada fue clara: hay que copar los concejos deliberantes, aunque eso implique pisar a dirigentes históricos. El resultado fue una rebelión silenciosa pero concreta. Pablo Petrecca (Junín) y Javier Martínez (Pergamino) dijeron basta y rompieron con el PRO. Ahora juegan con “Somos Buenos Aires”, el nuevo espacio de Emilio Monzó y Joaquín de la Torre.
Otros intendentes, como Soledad Martínez (Vicente López), se alinearon a regañadientes con la orden de Macri. “Se respetó el 70/30”, justificaron cerca suyo. Pero las internas arden: a Ritondo lo acusan de haberse “pintado de violeta”, a Guillermo Montenegro lo señalan por tener un pie afuera desde hace rato, y a Diego Santilli lo tildan de “cuentapropista”. Todo en un clima donde nadie se fía de nadie y abundan los rumores de acuerdos por cargos nacionales.
El PRO, al borde de una fractura en el Congreso
La interna no se queda en la provincia. También golpea fuerte en el Congreso, donde el PRO ha sido clave para sostener la gobernabilidad de Milei. Sin embargo, la crisis interna ya se refleja en los votos: nueve diputados se despegaron del oficialismo en leyes clave, como el aumento a jubilados y la emergencia para personas con discapacidad.
La tensión podría escalar si no hay un acercamiento entre Mauricio Macri y su primo Jorge, jefe de Gobierno porteño y enfrentado con el ala más dura de los libertarios. Por ahora, cada uno juega su juego.
Macri convocó a una mesa federal esta semana para poner paños fríos, pero también para pasar facturas. Lo que se viene no es unidad, sino una nueva batalla.