Las temperaturas extremas no son solo una molestia: pueden representar un riesgo real para la salud. El frío intenso altera el funcionamiento del cuerpo y puede provocar desde enfermedades respiratorias hasta problemas cardíacos. Saber cómo protegerse es clave para atravesar el invierno sin sobresaltos.
Qué le pasa al cuerpo con el frío
Cuando nos exponemos al frío, el cuerpo pierde calor más rápido de lo que puede generarlo. Esto obliga al organismo a redoblar esfuerzos para mantener la temperatura interna. Si no lo logra, puede aparecer la hipotermia (cuando la temperatura corporal baja de los 35°C) o incluso congelamiento.
El frío impacta en todo el cuerpo: corazón, pulmones, cerebro y hasta en la claridad mental. “Todos los sistemas pueden verse afectados”, advierte el Dr. Haitham Khraishah, cardiólogo preventivo del Instituto Cardíaco y Vascular de los Hospitales Universitarios Harrington.
Cómo se pierde el calor
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Radiación: el 60% del calor corporal se escapa al ambiente.
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Conducción y convección: al tocar superficies frías o por acción del viento.
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Evaporación: al transpirar, sobre todo si hay actividad física.
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Respiración: inhalar aire frío obliga al cuerpo a calentarlo, lo que implica gasto energético.
Riesgos concretos
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Presión alta y riesgo cardiovascular: el frío contrae los vasos sanguíneos, lo que puede provocar infartos o ACV.
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Sangre más espesa: facilita la formación de coágulos.
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Dedos fríos, corazón caliente: el cuerpo concentra la sangre en los órganos vitales, dejando las extremidades vulnerables.
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Enfermedades respiratorias: aumentan los cuadros en personas con asma o EPOC, y se irritan las vías aéreas por el aire seco.
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Menor inmunidad: el frío altera las mucosas y facilita la circulación de virus en espacios cerrados.
En casos graves, la hipotermia puede generar confusión mental, somnolencia, pérdida de memoria y hasta la peligrosa sensación de “falso calor”, que lleva a desvestirse. “Cuando dejás de tiritar, tus chances de recuperarte disminuyen”, alerta el Dr. E. John Wipfler III, médico de urgencias.
Cómo cuidarte del frío
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Vestite en capas y cubrí bien la cabeza, cuello, manos y pies.
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Evitá el sudor excesivo: la humedad enfría más rápido el cuerpo.
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Mantenete activo, pero sin sobreesfuerzos.
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Tomá bebidas calientes, sin alcohol.
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No fumes: el tabaco empeora la circulación.
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Prestá atención a mayores, niños y personas con enfermedades crónicas.

