En plena ola polar y con crisis en el suministro de gas natural, el precio de la garrafa de 10 kilos se disparó hasta los $12.000 en el AMBA, tras un aumento del 7% al 10% en los primeros días de julio. El golpe al bolsillo se siente con fuerza en los sectores que dependen del gas envasado para calefaccionarse o cocinar.
“El 95% de las ventas son garrafas de 10 kilos”, señaló Pedro Cascales, titular de la Cámara de Empresas Argentinas de Gas Licuado (CEGLA). Con temperaturas bajo cero y cañerías congeladas en varias ciudades del interior, la demanda se disparó un 30% respecto al mismo período del año pasado.
Mientras tanto, el Gobierno eliminó los últimos controles sobre el mercado del gas licuado. El ministro Federico Sturzenegger confirmó en redes un decreto que suprime los precios de referencia del GLP. En la práctica, el precio de la garrafa quedó completamente desregulado.
El subsidio, congelado y casi simbólico
El Programa Hogar, que busca asistir a más de un millón de familias sin acceso a la red de gas natural, mantiene congelado su monto desde septiembre de 2023: $1.788 por garrafa. Según el CEPA, ese monto alcanzaba para cubrir el 80% del costo hace un año. Hoy, no llega ni al 11%.
En medio de un mercado liberado, ese subsidio quedó completamente desactualizado. Los hogares más vulnerables deben pagar casi el total del valor de la garrafa, justo cuando más la necesitan.
La desregulación avanza
La liberalización del mercado de GLP no es nueva. En los últimos meses se eliminaron:
Los precios máximos (agosto 2024)
Los cupos mínimos por empresa
Los precios de referencia
Las restricciones a las importaciones
Desde el Ministerio de Desregulación insisten en que buscan “mayor competencia” y que los precios de referencia “eran un piso, no un techo”. Sin embargo, para millones de personas que dependen de una garrafa para pasar el invierno, la competencia no trajo alivio: trajo precios imposibles.
Según el Censo 2022, el 46,3% de la población argentina utiliza garrafas o cilindros de gas como fuente principal de energía. La liberación total del mercado, sin actualización del subsidio, deja a buena parte del país expuesta al frío y a precios de mercado imposibles de afrontar.