La situación financiera de los hogares vuelve a encender luces rojas: la morosidad trepó al 7,3% en septiembre, el nivel más alto desde que el Banco Central comenzó a medir este indicador en 2010. Se trata del undécimo aumento consecutivo, un reflejo directo del ajuste doméstico y del peso creciente del financiamiento cotidiano.
Préstamos personales y tarjetas, las más golpeadas
Según el informe del BCRA, el salto en la mora está motorizado por el deterioro de los préstamos personales, que pasaron del 8,2% al 9,1%, y de las tarjetas de crédito, que escalaron del 6,7% al 7,4%.
Los prendarios también subieron, aunque de forma más moderada, mientras que los créditos hipotecarios se mantuvieron en torno al 0,9%.
Las empresas tampoco zafan
El sector empresarial también mostró un avance en los incumplimientos, aunque menor: la mora pasó del 1,4% al 1,7%, con mayor impacto en las financiaciones prendarias.
Al sumar familias y empresas, el índice general de irregularidad saltó del 3,7% al 4,2%, el registro más alto desde principios de 2022.
El crédito repunta, pese a todo
Paradójicamente, mientras sube la morosidad, el crédito al sector privado continúa recuperándose. En septiembre creció 1,3% en términos reales, combinando moneda nacional y extranjera.
En pesos, el crédito avanzó 0,5% mensual y 47% interanual, aunque con disparidad entre líneas:
Préstamos con garantía real: +3,2%
Créditos comerciales: –0,7%
Líneas al consumo: estables
En moneda extranjera, el crédito se disparó 3,2% mensual y un notable 147,1% interanual, dinamizado por bancos privados nacionales.
Hipotecarios: más tomadores, más movimiento
El crédito hipotecario sigue dando señales de vitalidad. En septiembre se incorporaron 4.700 nuevos deudores, un salto del 11,6% respecto de agosto.
En los últimos 12 meses, más de 41.200 personas accedieron a créditos hipotecarios, consolidando el repunte del financiamiento para vivienda.