La inédita convergencia entre industriales y sindicatos pone en jaque el modelo libertario de Javier Milei. Denuncian caída del empleo, apertura indiscriminada de importaciones y parálisis del mercado interno.
Javier Milei enfrenta una alarma que no viene de la oposición política, sino de dos pesos pesados del poder económico y sindical: la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación General del Trabajo (CGT). Ambas entidades lanzaron advertencias conjuntas sobre la profunda caída en la producción y el empleo, y cuestionaron duramente el rumbo del plan económico libertario.
En su sexto informe de indicadores laborales, la UIA trazó un panorama sombrío. “La tendencia del empleo industrial es preocupante”, alertó el documento. Según los datos, el sector ya se ubica por debajo del mínimo registrado en julio de 2024. Las expectativas para los próximos meses también son negativas: se proyecta una caída del 7,8% en horas trabajadas y del 11,8% en el personal ocupado.
A esta voz se sumó la Conferencia de Sindicatos Industriales de la República Argentina (Csira), que reúne a 36 gremios clave como Smata, UOM y Uocra, con casi 900 mil afiliados. La organización denunció un “industricidio” en curso, y apuntó directo al corazón del modelo económico oficialista: “La apertura indiscriminada de importaciones, un tipo de cambio que destruye la competitividad y un mercado interno paralizado nos están llevando a una economía reprimarizada, sin desarrollo industrial”, advirtieron.
Alianza por el “ninguneo”
La coincidencia en el diagnóstico propició un acercamiento inédito entre UIA y CGT, dos espacios que no suelen compartir trincheras. Según fuentes de ambas entidades, la alianza surgió como respuesta al “ninguneo” del Gobierno, que no logró reactivar la Mesa del Diálogo Social impulsada por la Secretaría de Trabajo.
Ambas organizaciones ahora buscan canalizar sus reclamos en el llamado “Consejo de Mayo”, un espacio inicialmente afín al oficialismo. Martín Rapallini (UIA) y Gerardo Martínez (CGT) serán los voceros en ese ámbito, aunque con expectativas moderadas.
El caso testigo: la industria textil
Uno de los sectores más golpeados por las políticas del Gobierno es la industria de la indumentaria. Claudio Drescher, presidente de la Cámara Argentina de la Indumentaria, fue categórico: “Un producto argentino se vende más barato en Chile que en nuestro propio país, por los impuestos y los costos financieros”. Su análisis se viralizó en redes y expuso el nivel de desventaja con el que compite la industria local.
Importaciones, despidos y salarios a la baja
La apertura de importaciones, promovida por el Gobierno como mecanismo para controlar la inflación, también hizo estragos en la industria del neumático. Si bien bajaron los precios en góndola, dos de las tres fábricas del país —Bridgestone y Fate— activaron Procedimientos Preventivos de Crisis (PPC), con un saldo de 452 despidos en Bridgestone y 97 en Fate. Desde el gremio, Alejandro Crespo denunció que las empresas quieren imponer aumentos por debajo de la inflación y se negó a convalidarlos.
A esto se suma la falta de respuesta al fondo de cese laboral —una de las pocas concesiones del oficialismo en la Ley Bases—, que fue habilitado en reemplazo de la indemnización tradicional, pero no tuvo eco en el sector empresario.
¿Se desmorona el relato del “shock libertario”?
La confluencia entre UIA y CGT marca un punto de inflexión en el vínculo entre el Gobierno y sectores clave de la economía real. El relato del “shock liberalizador” empieza a mostrar fisuras no solo en las calles, sino también en los balances, los sindicatos y las fábricas.