Los cheques rechazados por falta de fondos crecieron un 205% interanual, según el Banco Central, un síntoma más de la asfixia que sufren las PYMES. Este dato se suma al endeudamiento familiar, que se duplicó en el último año.
¿Todo marcha “según el plan”? ¿Qué plan? La realidad es otra: la cantidad de cheques rechazados no para de crecer, reflejo de un plan económico que asfixia al corazón del mercado interno. En lugar de impulsar una reforma laboral recesiva, la administración Milei y la oposición parlamentaria deberían pensar en cómo sobreviven las pequeñas y medianas empresas día a día.
Según el último informe del Banco Central sobre pagos minoristas, en octubre se registraron 108.979 cheques rechazados por falta de fondos, frente a 35.659 en el mismo mes del año pasado. El incremento interanual fue del 205%. ¿Quién puede resistir semejante ajuste programático?
La situación financiera de las empresas es cada vez más compleja. El informe del Indec sobre tendencias en la industria manufacturera revela que para el 35% de las empresas el acceso al crédito es difícil, y el 22% califica su situación financiera como mala. En supermercados y autoservicios, el 19,2% considera su situación mala (un aumento frente al 13% de septiembre) y el 40% enfrentó dificultades para acceder al crédito, seis puntos más que un mes antes.
El impacto se extiende a toda la cadena comercial. Durante octubre, el total de cheques rechazados fue de 179.305, apenas un 0,8% menos que septiembre, pero el aumento interanual alcanzó el 79,4%. Para los cheques rechazados por falta de fondos, el crecimiento interanual fue de 205%.
En los últimos dos años, el promedio mensual de cheques rechazados por falta de fondos rondaba los 36.000, pero en 2025 se produjo un salto que refleja las dificultades de la cadena de pagos ante el encarecimiento financiero. Entre enero y octubre, los cheques rechazados pasaron de 279.000 en 2024 a 697.516 en 2025, un aumento del 150%.
Familias al límite del endeudamiento
El Instituto Argentina Grande (IAG) advierte que desde junio de 2024 el endeudamiento de las familias creció un 100% en términos reales, mientras que la cantidad de personas endeudadas se mantuvo en 15 millones, un tercio de la población. Esto significa que cada familia debe destinar cada vez más salarios para cubrir sus deudas.
Actualmente, un deudor promedio necesitaría tres sueldos para cubrir lo adeudado, con montos que van de 1 a 2,5 millones de pesos. Este crecimiento del endeudamiento se da en un contexto de pico histórico de mora: en octubre, la morosidad de tarjetas de crédito alcanzó 7,4% y los créditos personales, 9,1%.
El mensaje es claro: empresas y familias viven al borde del colapso financiero, mientras la economía oficial sigue avanzando sin freno sobre el mercado interno.
