El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, sumó un gesto político que no pasó desapercibido: tras participar de la cumbre del Mercosur, se reunió con Cristina Fernández de Kirchner en su departamento del barrio Constitución, donde cumple prisión domiciliaria por la causa Vialidad. La expresidenta fue condenada a seis años de cárcel e inhabilitación perpetua por corrupción, fallo que ya fue confirmado por la Corte Suprema.
La visita generó fuerte malestar en la Casa Rosada. Desde el entorno presidencial monitoreaban si Lula concretaría el encuentro antes o después del evento regional. Finalmente ocurrió después, pero el ruido político ya estaba hecho.
Un gesto político con proyección regional
La movida de Lula no fue casual. En medio de sus preparativos para una eventual reelección en 2026, el mandatario brasileño busca consolidar su liderazgo en la región y reafirmar lazos con figuras clave del progresismo latinoamericano, incluso aquellas que hoy están judicialmente condenadas, como Cristina.
Por su parte, la exvicepresidenta mantiene perfil bajo desde que fue condenada por administración fraudulenta en el manejo de la obra pública en Santa Cruz. Sin embargo, su encuentro con Lula volvió a ponerla en el centro del escenario político.
Primer encuentro con Milei y un vínculo frío
Lula viajó a Buenos Aires para participar de la LXVI Cumbre del Mercosur, en el Palacio San Martín. Fue su primer viaje a la Argentina desde que Javier Milei asumió como presidente, y el clima fue tenso. Aunque ambos mandatarios ya se habían cruzado brevemente en la cumbre del G-20 en Río de Janeiro, volvieron a evitar una reunión bilateral.
La frialdad entre los dos presidentes quedó expuesta. Mientras Milei profundiza su alineamiento con líderes liberales, Lula optó por cerrar su visita con un mensaje claro: su respaldo político sigue del lado de Cristina.
